Agenda saturada (10)
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Siete pecados capitales para los días aciagos los cuales nos abruman, son pocos. Demasiado pocos. He leído con placer y deleite el libro que me fue recomendado por todo mundo, “Los siete Pecados Capitales” del filósofo y escritor peninsular, Fernando Savater. Me gustó enormidades. Nos acerca sin artificio y sin pedantería a las grandes ideas y a los grandes filósofos y sus teorías, de todos los tiempos. Se agradece su estilo directo, sin florituras y bien contado.
En dicho libro, el maestro al cual tuve el privilegio de saludar en alguna Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Jalisco, propone, ante el cambio de tiempo, historia y paradigmas, una batería de nuevos pecados insalvables y los cuales afectan grandemente a la humanidad. Si usted recuerda, en mi saga de pecados capitales aquí editada, específicamente en la entrega 5, escribí una lista tentativa de nuevos pecados capitales los cuales a mi juicio, ya son endemoniados.
Deben de incluirse: los celos, los funestos celos; la injuria, la cobardía, la injusticia, la violencia sádica en México, la venganza (creo usted lo sigue notando, a últimas fechas lo anterior ha tenido carta de residencia en la región. Tengo muchos ejemplos al respecto, pero uno de los últimos terminó en muerte: el 9 de abril, el médico Jorge Osvaldo “N” fue asesinado de dos tiros en la Clínica del Magisterio de Piedras Negras, como venganza al parecer por haber tocado en una consulta pretérita a un niño de 8 años. Fue el papá y lo mató por venganza. El posible culpable acaba de ser ubicado en Estados Unidos a donde huyó), el miedo, la fiesta...
Al leer al maestro Fernando Savater, éste también propone en una especie de epílogo de su libro, una nueva lista de pecados capitales. Su lista es la siguiente: la crueldad, los fundamentalismos de todo tipo (económico, político, religioso, social, estatal o privado), la corrupción, el consumismo, la indiferencia, el egoísmo. Y agrega un pecado el cual no está suficientemente estudiado y sí tolerado: la mentira, el engaño.
No lo recuerdo, ¿ya agregué en mi lista la traición? ¿Y si también agregamos como pecado y condena a Internet? No es broma. Cuando iniciaba esto de las redes e Internet y empezó a ser ubicuo, los hermanos Testigos de Jehová se apresuraron en sus folletos promocionales del Reino de Dios, a definir o estigmatizar lo siguiente: Internet es el moderno Satanás. Para mí no lo es tanto, vaya, pero sí es un atavismo, una enfermedad, casi un pecado el cual seca a todo mundo el seso y los estupidiza, los apendeja.
¿Cómo dicen los primeros versos de una canción popular, “hablando de mujeres y traiciones, se fueron consumiendo las botellas...”? ¿Así dice la letra o la estoy modificando? Suena bien. Y para desgracia mía, en este texto no voy a hablar de mujeres, sino de algunas traiciones políticas. Y sí, la traición debería de ser un pecado capital. Caramba, hasta al mismo Jesucristo lo traicionaron (Judas) en su momento.
Esquina-bajan
Punto uno: hasta el día de hoy, nada se sabe de los motivos personales o profesionales por los cuales Jorge Luis Morán, dejó el cargo en jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera de Coahuila, dependiente de la Secretaría de Finanzas del Estado. Todo son especulaciones. Pero, a Morán Delgado se le vio ya codo con codo en las actividades pre-contienda electoral para Gobernador, acompañando al delfín de Andrés Manuel López Obrador aquí, Ricardo Mejía Berdeja. Quien fue priista (Diputado local), luego fue Diputado Federal por Movimiento Ciudadano (2012) y ahora es uno de los hombres apapachados por el cacique de AMLO y Morena.
Punto dos: Jorge Luis Morán, hombre cercano y leal (eso se creía) a Miguel Ángel Riquelme, ambos laguneros; el segundo dejó en la Alcaldía de Torreón al primero aquí nombrado, se ha sumado al proyecto de Mejía Berdeja. ¿Cómo definir lo anterior: es un cambio de paradigma, es una conversión (para decirlo en la jerga del iluminado de Macuspana, AMLO), es un antojo. O de plano, es una traición? Y si es entonces una traición ¿el supuesto y férreo control político de Riquelme Solís?
Punto tres: tengo mucho sin hablar con Ricardo Mejía Berdeja. Tampoco con Morán. La pandemia vino a dar al traste con las relaciones personales o actividad laboral. Amén de ello, los políticos de Morena abominan de los escritores y periodistas. Piensan en uno como un enemigo. O posible enemigo. No es el caso del erudito “Jefe” Reyes Flores Hurtado quien a mi juicio, sigue siendo el candidato más fuerte y capaz a la gubernatura. Con el “Jefe Reyes” de Morena, mantengo una tertulia con frecuencia. Pronto lo veré y aquí le contaré de la charla.
Punto cuatro: animado está el caldero hirviente de la sucesión hacia la gubernatura en Coahuila. La gubernatura se empieza a ganar desde hoy, no el día de la votación en las urnas. Un dato el cual usted conoce: por Miguel Ángel Riquelme votaron para Gobernador 482 mil 891 electores. En la convocatoria de AMLO para la revocación de mandato y sin candidato ni salero visible, eligieron a Morena 355 mil 192 coahuilenses. Miguel Ángel Riquelme, sin control de daños, empieza a ser superado poco a poco...
Letras minúsculas
Esta saga continuará... No se la pierda. Más traiciones a la vista.