AMLO: tercer informe en medio de la turbulencia
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El 1 de septiembre fue, en un momento aún cercano de la historia de nuestro país, “El Día del Presidente”. Hace algunos años que ese ritual llegó a su fin, luego de un período de degradación que inició en 1988, con el último informe de Carlos Salinas de Gortari.
Durante el actual sexenio, el ritual del informe de gobierno ha sufrido una dilución aún mayor, pues la vocación del presidente López Obrador por “informar” de manera permanente ha vaciado de contenido el evento “oficial” establecido en la Constitución.
Así, hoy que debe presentar -formalmente- su Tercer Informe de Gobierno, pesan más, para efectos de la reseña, los hechos anecdóticos y los rumores cortesanos que el posible contenido del discurso que pronunciará en Palacio Nacional ante unos pocos.
Por ello, en las horas previas al evento lo que ocupa la atención general es la aparente turbulencia del equipo cercano del mandatario, agitación caracterizada por la salida del gabinete de figuras muy cercanas al tabasqueño.
Primero fue la hoy presidenta de la mesa directiva del Senado de la República, Olga Sánchez Cordero, quien dejó la Secretaría de Gobernación. Y ayer, el ya exconsejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra, quien a diferencia de Sánchez Cordero parece abandonar del todo el equipo gubernamental.
No son extraños los relevos en un equipo gobernante y por ello, en estricto sentido, a nadie deben extrañar. Pocos esperan que los equipos de gobierno se mantengan inmóviles a lo largo del período constitucional pero, en el caso de los ocurridos en las últimas horas en el gabinete de López Obrador, llaman la atención porque, entre otras cosas, no se trataba de servidores envueltos en escándalos o polémicas relevantes.
La salida de Scherer, por otro lado, fue adelantada por versiones periodísticas que advierten de más cambios en las próximas horas, aunque no se ha identificado a quienes podrían dejar el Gobierno de la República.
Los relevos, por lo demás, coinciden con la inauguración del segundo tramo de la administración, la cual arranca con una diferencia de fondo respecto de la primera mitad: la pérdida del control del Poder Legislativo Federal por parte del partido del Presidente.
¿Implica esto que el equipo de López Obrador “hace agua”? No necesariamente, pero como ocurre con cualquier hecho en torno al que hay poca información clara, los vacíos se llenan con especulaciones.
Es previsible por ello que, con independencia de las frases grandilocuentes con las cuales el titular del Ejecutivo Federal salpique hoy el texto de su discurso, será la especulación alrededor de las modificaciones de su equipo cercano el tema que dominará la conversación pública.
Y es que en un país donde el Presidente habla todos los días durante varias horas, resulta sumamente difícil guardar algo para “sorprender” al público, tal como ocurría cuando el 1 de septiembre era “El Día del Presidente”.