Apuntes sobre la reforma eléctrica
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El lunes 17 de enero, este lunes, dieron inicio los Foros de Parlamento Abierto para la discusión de la Reforma Eléctrica presentada el 1 de octubre del año pasado por el titular del Ejecutivo, con la que pretende fortalecer la posición de la CFE en el sector, al eliminar, entre otros: organismos reguladores, certificados de energías limpias, y limitando la producción de energía por fuentes limpias y alternativas. El foro abre a la ciudadanía y por supuesto a los especialistas en la materia, la posibilidad de externar opinión sobre una reforma que tendrá consecuencias para la economía, para el medio ambiente, para todo cuanto se vincule a ella. Dialogar civilizadamente suena muy bien, no obstante, como ya se ha vivido en otras ocasiones, lo revisado por los expertos no es tomado en consideración a la hora de la hora por la bancada morenista, que es la mayoritaria, lo que convierte estos ejercicios en una mera simulación. Ojalá que en esta ocasión no actúen como oficialía de partes y asuman su papel de representantes del pueblo de México. Esperemos que los dividendos de este Parlamento obren a favor de la economía familiar, es decir, que la gente pueda pagar menos en sus recibos y no se caiga en un monopolio improductivo en manos de la CFE, porque eso generaría un alza, primero en el precio de la luz y luego generalizada en la economía de nuestro país. Asimismo, que no se manden a la goma los esfuerzos que se han hecho desde el sector energético en pro de un medio ambiente sano, que se continúe avanzando hacia un futuro en el que se privilegie el uso de energías limpias, como sucede en otras latitudes. Nada más que para que esto ocurra es fundamental evitar la cancelación de los certificados de energías limpias. La quema de combustóleo y de carbón no sólo es un método obsoleto e ineficiente, sino altamente contaminante, que atenta contra la salud de los mexicanos que lo respiran por un tiempo prolongado.
Aterricemos. ¿Qué pretende cambiar la reforma constitucional enviada por el presidente López Obrador el 30 de septiembre del 2021? 1) Destruir el mercado. ¿Cómo? Eliminando los tres pilares que requiere para operar: un regulador autónomo (CRE), un operador independiente (CENACE), y un despacho eficiente de la electricidad. La reforma haría de la CFE juez y parte en el sector. Invertiría el orden de despacho eléctrico para privilegiar plantas sucias y caras de
CFE sobre las limpias y de bajo costo. 2) Crearía, en la práctica, un monopolio. Sectores que hoy están regidos por la garantía de competencia y libre concurrencia –como la generación, suministro y comercialización eléctrica– quedarían reservados al Estado y controlados por CFE. Los generadores sólo podrán venderle a CFE y los consumidores sólo podrán comprarle a CFE, a las tarifas que ésta disponga. 3) Cancelaría todos los permisos y contratos vigentes, sin causa justificada, con efectos confiscatorios sobre 44 mil mdd de inversión privada. Obligaría a las plantas privadas a dejar de producir energía al momento de su publicación, pues les quitaría arbitrariamente el permiso para hacerlo. Si la reforma se aprueba, habría cuatro implicaciones graves para México: 1. Incrementaría el costo de la electricidad. Privilegiaría generación eléctrica de CFE, que es hasta 252 por ciento más cara que la del sector privado. Obligaría a las empresas a comprar energía a CFE a precios mucho más altos, generando presiones inflacionarias. 2. Generaría un boquete en las finanzas públicas y la economía nacional. El costo de producción total subiría en al menos 62 mil millones de pesos anuales –621 mil mdp en una década-. En conjunto con el subsidio eléctrico, los sobrecostos alcanzarían más de 1.4 billones de pesos. 3. Cancelaría la transición energética. México se volvería un obstáculo en la lucha global contra el cambio climático, yendo en contra de lo que el 85 por ciento de la población exige: que se usen más energías limpias. En lugar de lograr sus metas, México incrementaría sus emisiones de gas efecto invernadero en más de 46 por ciento. 4. Violaría tratados internacionales signados por México. Obligaría a los inversionistas a acudir a paneles internacionales, como los del T-MEC, para proteger 44 mil millones de dólares de inversión en riesgo de confiscación y expropiación indirecta. También expondría a México a controversias internacionales Estado–Estado.
¿Por qué ese afán de López Obrador de ir contra corriente?, ¿no le basta con la tragedia cotidiana de la inseguridad, que es estremecedora?, ¿no llenó con el jaque mate que le dio a la educación en México?, ¿no le duele cómo cada día son peores los servicios públicos de salud porque los médicos tienen que trabajar con las uñas, y el viacrucis que viven a diario los usuarios? Su incapacidad para gobernar, su ineficiencia, su nulo sentido de la administración... Usted no ama a México, Presidente. Usted detesta a nuestro país, solo así se explica su proceder mezquino con sus compatriotas.