Cáncer de mama: la prevención aún es ineficaz
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Dedicar un día, una semana o un mes a un fenómeno, particularmente cuando se trata de uno de salud pública, tiene por objeto llamar la atención sobre la necesidad de diseñar, implementar y dar seguimiento a políticas públicas orientadas a incidir en el comportamiento de dicho fenómeno.
Es el caso del cáncer de mama, un padecimiento cuyo control debe ocuparnos de forma permanente, no sólo porque sus efectos en la vida de quienes lo padecen –o han padecido– y sus familias son terribles, sino porque a estas alturas de la historia se trata de un mal que puede prevenirse.
En el reporte que publicamos en esta edición, y que alerta sobre el crecimiento en la incidencia de este padecimiento en Coahuila, el énfasis está puesto justamente en la posibilidad de evitarlo, pues de acuerdo con todas las voces especializadas, la detección oportuna es el principal instrumento para contrarrestar la enfermedad.
No se trata, y eso es lo más preocupante, sólo de una mayor incidencia del problema, sino de un incremento en el número de mujeres que han perdido la batalla contra este mal, colocando a Coahuila entre las entidades con mayor tasa de mortalidad por esta causa.
Reiterar el hecho es relevante en cualquier momento, pero particularmente en este mes de octubre cuando, al menos en teoría, se intensifica la difusión de información que busca hacer conciencia sobre el riesgo que implica este tipo de padecimiento, así como en la posibilidad de superarlo si se detecta a tiempo.
También es relevante porque la realidad demuestra que
colocarnos un listón rosa en la solapa o modificar la imagen institucional de entidades públicas
y privadas es insuficiente si eso no se refleja en las estadísticas funestas.
Y eso es justamente lo que, de acuerdo con datos del boletín epidemiológico de la Secretaría de Salud, ha ocurrido en los últimos dos años, cuando la detección de casos de cáncer de mama se redujo de forma significativa, entre otras razones debido a la pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2.
La aparición de la pandemia
–que sigue sin terminar– solamente explica –y explica en parte– por qué se redujo la detección oportuna y, en consecuencia, se incrementó el número de casos fatales. Pero lo que este episodio debe enseñarnos es, sobre todo, la necesidad de desarrollar estrategias que nos permitan reaccionar adecuadamente incluso en estas circunstancias.
La principal lucha de la ciencia médica, a lo largo de toda su historia, ha sido desarrollar métodos de diagnóstico y tratamientos para evitar el padecimiento y la muerte de seres humanos. En el caso del cáncer de mama hablamos de una lucha en la que no podemos retroceder lo que habíamos ganado.
La estadística de los últimos dos años lo que muestra es un retroceso y ese hecho debe
conducir a las autoridades sanitarias a desarrollar mecanismos adicionales que permitan recuperar el terreno en el plazo más breve posible y, luego, seguir avanzando.
