Celebrando con el Peje y la 4T
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Amlovers y cuatroteístas celebran el triunfo absoluto de su mesías en los comicios celebrados el domingo, pues algo así como el 90 por ciento de los sufragios le favorecieron. La ratificación de AMLO como Presidente de la República se dio por un margen aplastante. Mientras que apenas, entre un 6 y 7 por ciento votó por removerlo del cargo.
Pero esa es la interpretación más simplona y maniquea del resultado, porque los detractores de AMLO no son esas ternuritas que votaron “¡que se vaya, que se largue!”, sino quienes decidieron desdeñar la cita con las urnas y que celebran a su vez hoy la ausencia de quórum de esta faramalla electorera, en la que no participó ni el 20 por ciento del padrón de votantes.
La revocación contó, a lo sumo, con la mitad de voto duro lopezobradorista y eso, concediendo que AMLO aún conserva sus 31 millones de votos cautivos, pese a que el 50 por ciento no acudió ayer a su llamado.
Aún así, el rey chiquito del Palacio también está contento, pues le hicieron su capricho: su fiesta temática como él la quería y -pese a que le falló la mitad de sus amiguitos-, no faltó la piñata de Lorenzo Córdova para estarle pegue y pegue, duro y dale, chingue y chingue a lo largo de todo el maldito proceso. Ahora ya tiene la “autoridad” para exigirle a su sucesor que, como él, se someta “valientemente” a un proceso de revocación y eso a Andrés Manuel lo tiene pachón de contento.
Lo mismo que los próceres de la 4: Claudia, ePIGmenio, Mario “Kermit” Delgado, Estefanías, Attolinis, Citlalis y todo ese multiverso gacho que compone a esta secta.
Sin embargo, la Nación Petatiux es territorio autónomo, libre e independiente. Y aquí estamos para reírnos pero no para ser felices. Aquí tenemos que buscarle el “prietito” al arroz y, si no lo trae, mandarlo pedir por Mercado Libre (y sí, dije “prietito” porque aquí la Conapred nos la Conapela).
No espero capacidad reflexiva o autocrítica de ningún militante de la Cuarta, pero es en serio que no tendrían absolutamente nada que estar celebrando, ya que esta contienda no era contra los opositores de AMLO (la oposición civil decidió abstenerse). En estricto sentido, la Cuatro ganó un juego por default y lo están presumiendo como goliza.
La batalla era de la 4T contra sí misma, para hacer alarde de músculo electoral, pero si de eso se trata, representó una disminución del 50 por ciento de votación con respecto al 2018 (sí, todavía es más de lo que obtuvieron Bati- Meade y Chico-Anaya juntos, pero insisto, esto se trataba de medirse contra su propia marca). Si esta disminución la celebran en vez de encenderles algunas alarmas, es lógico el actual estado de muchas cosas en el País, pues hablamos del partido en el poder.
Acusa el “morenato” que el INE y gobierno locales opositores pusieron obstáculos para el buen desarrollo del proceso, mermando así la participación. Y aunque no me atrevería a meter las manos en el fuego por ninguno de los actores involucrados, también es cierto que a su favor tuvieron toda la promoción ilegal, el acarreo y las estrategias asociadas al clientelismo político (“o votas o se te acaba la beca... o la pensión”). Así que si quiere, anulamos factores, digamos que se anulan los opuestos y el resultado es el mismo: Una carrera en la que la 4 corrió sola y terminó en segundo lugar. Pero -¡hey!- por mí no se detengan: truenen ‘cuetes’ si quieren, maten marrano y hagan baile.
A la oposición estrictamente ciudadana del señor Andrés Manuel, sí la tengo que felicitar por no haber caído en esa chapucera y falsa dicotomía, en esa falacia de que esto representaba un ofrecimiento democrático para redireccionar al País. Qué bueno que sólo un insignificante segmento se tragó el embuste y la mayoría supo ver la trampa en todo esto, o al menos la intuyó, desde que deponer al Presidente jamás fue un reclamo realmente ciudadano, sino una creación del taimado Pejelagarto para llevar una polarización inexistente a las urnas, donde tenía asegurada la victoria. Y, aunque a él le habría gustado repetir la apoteosis de hace tres años, hoy ni tomando viagra.
A la oposición partidista, a esa sí, ni qué decirle: Ahí síganle nomás, viendo la película y comiendo puro moco. Cualquier día le ganan una al Peje, tomense el tiempo que quieran para organizarse, presentar sus alternativas y posicionarse. Don Andrés ya les bailó mientras a su jefa, a su hermana y va por la más chiquita de la casa. Y en un descuido hasta a su señor padre se lo anda poseyendo. ¡Ustedes muy bien!
Por último, “seyor” Presidente, díganos: ¿Valió la pena? ¿Se sintió así de bien como para justificar este derroche?
Mil 600 millones de pesos se dicen fácil pero hay que enunciarlos con el debido respeto, que no por ser parte del presupuesto anual del INE quiere decir que haya sido esta la manera más inteligente de gastarlo. Al contrario, es la forma más triste de quemar dinero, a lo Peje, a falta de otra palabra.
En un País sin medicamentos para sus niños, en donde se tienen que amparar para recibir su primera dosis antiCOVID; donde ni siquiera hay vacunas del esquema básico, y en donde los niños con cáncer son condenados por desabasto... ¿No le parece inmoral haberse gastado semejante millonada en ese ejercicio de masturbación del ego?
¿Valió la pena violar la ley, orinarse prácticamente encima de ella para así envalentonar a todos sus subordinados para que hicieran lo mismo?, ¿estuvo tan rico su orgasmo como para haber sentado este precedente de ilegalidad?
Ya se la midieron, ya estará contento. Y ni se necesitaban tantas manos para ello, pero su ego reclamaba una escala astronómica para hacerlo sentir nuevamente importante, como en 2018, viejo jijo, adicto a la garnacha y los neurotransmisores de la felicidad: Ya su cerebro liberó endorfina, serotonina, dopamina y oxitocina suficientes para que se siga creyendo por otro rato que de verdad está a la altura de Hidalgo, Juárez y Madero y que pasará a la Historia junto a ellos. Antes de que se deprima de nuevo y se invente otro costoso carnaval para que usted y sus vasallos reciban otro “shot”.
Por ahorita, goce este momento de felicidad que -como el efecto del Cialis- es pasajero. Gócelo que no fue para nada barato y, además, el pueblo bueno se lo pagó.