Coahuila 2023: ¿La gobernabilidad o el caos? (2)
COMPARTIR
¿Qué retos enfrentará Miguel Riquelme en 2023 para evitar que el caos cuatroteista penetre y destruya a Coahuila?
Primer reto: la estructura territorial priista ya tocó fondo; requiere del voto útil de clases medias y altas para derrotar a Morena.
¿Cómo reinventar −de manera metódica− las estrategias de persuasión y movilización entre esas clases para fortalecer un eventual triunfo priista en la gubernatura y el Congreso local en 2023?
Las respuestas a esa pregunta son urgentes porque la contienda electoral de 2023 será la madre de todas las batallas. El pasado 6 de junio, el PRI obtuvo 543 mil 545 votos contra 401 mil 497 de Morena. La diferencia de 142 mil 48 votos entre ambos es engañosa, porque Morena -incapacitado legalmente- no pudo sumar los 69 mil 179 votos de sus aliados PT, RSP, FxM y PES. De esta manera, Morena hubiera totalizado 470 mil 676 votos. Y la diferencia original entre PRI y Morena de 142 mil 048 votos, hubiera sido de 72 mil 869 votos. Esa es la cantidad de votos que separa a Morena de tomar por asalto la gubernatura y el Congreso Local en 2023.
Segundo reto: más allá de los límites de la estructura territorial priista, es crucial que el PRI mantenga un dominio electoral en las colonias populares y en los sindicatos afines.
Cierto, la competencia clientelar en territorio popular y sindical ya tomó un giro más competitivo: hoy rivalizan las despensas, los bultos de cemento y la varilla -por ejemplo, contra los depósitos en efectivo de los programas sociales de la 4T que pueden alcanzar −como promedio− hasta 12 mil pesos en una familia de dos adultos mayores, una madre soltera y tres hijos aprendices en alguna empresa.
Lo mismo ocurre en la vida sindical: el CATEM cuatroteista no puede repetir en ninguna región de Coahuila, los triunfos alcanzados en las empresas General Motors de Silao y Nissan de Aguascalientes.
¿Cómo puede el PRI mantener ese control político en los sectores populares con recursos escasos; y en los sindicatos, con prácticas un tanto podridas?
Tercer reto: ¿Cómo redimensionar el Pacto por la Reactivación económica y paz laboral firmado por empresarios de las distintas regiones, tres poderes del Estado, presidentes municipales, cámaras y líderes sindicales el pasado 17 de febrero de 2021 en un Pacto para blindar Coahuila de la eventual llegada de Morena al estado? Esta alianza unficaría el corazón productivo y político del estado ante el asedio de la 4T y daría continuidad transexenal al esfuerzo de Riquelme por amurallar Coahuila contra los embates de AMLO.
Cuarto reto: ¿Cómo repensar −desde la perspectiva de Coahuila− la relación con los gobernadores más allá de la Alianza Federalista que expirará en un futuro próximo, con el objetivo de armar un frente mínimo para dialogar con AMLO? Este reto es muy complejo, porque México ya entró a una vorágine electoral hasta 2024: en 2022 seis gobernadores serán elegidos con Revocación de Mandato incluida; en 2023, serán dos gobernadores y en 2024, serán nueve más la elección presidencial.
Quinto reto: ¿Cómo aminorar −electoralmente en Coahuila− los impactos de una bancada priista en el Congreso que podría ser forzada por Morena a implementar las reformas constitucionales en los ámbitos eléctrico, electoral y de seguridad? En este caso, será crucial el manejo de Miguel de los diputados priistas de Coahuila.
Sexto reto: ¿Cómo mantener al PRI Coahuila con la fuerza y la reciedumbre necesarias para ganar las elecciones de 2023, con el asedio sistemático del gobierno federal y de 21 gobernadores morenistas (número esperado para 2022)?
Hoy la tendencia es única y parecería ser irreversible en 2023: Riquelme sería el único gobernador priista que −sin ánimo entreguista (como Alejandro Murat, gobernador de Oaxaca); ambiguo (como Alfredo del Mazo, gobernador del Estado de México) o de ser seducido por el canto de las sirenas españolas (como Quirino Diáz Coppel, exgobernador de Sinaloa)− apuntalará su legado personal y afirmará el futuro de Coahuila más allá de la 4T.
Pero Miguel no la tendrá fácil: el Gobierno Federal y los 21 gobernadores morenistas movilizarán toda suerte de recursos humanos y financieros para llevarse la joya simbólica de la corona: Coahuila.
Séptimo reto: Ante la posibilidad de que Coahuila permanezca en 2023 como el único estado priista del país (y quizá con un registro nacional extinto); ¿no sería recomendable refundar −desde Coahuila− un PRI con nombre y futuro distinto, capaz de articular la mejor versión de nuestro país?
Esos son los retos: Miguel Riquelme y los coahuilenses tenemos la palabra.