Conflicto en Ucrania,
¿debe preocuparnos?
COMPARTIR
Tras un largo período de tensión, de acuerdo con las noticias difundidas al cierre de esta edición, la Federación Rusa ha dado inicio a las hostilidades contra la república de Ucrania, en presunto apoyo a las regiones de Donetsk y Lugansk, formalmente integrantes de aquella, pero con fuerte presencia de movimientos independentistas.
“He tomado la decisión de una operación militar especial”, declaró Vladimir Putin en un mensaje televisivo en el que llamó a los militares ucranianos a “deponer las armas”. Imágenes difundidas por televisión mostraron tropas rusas ingresando a territorio ucraniano y varios reportes de prensa informaron de explosiones en Kiev.
El conflicto se ubica, en términos geográficos, muy lejos de nosotros, Pese a ello, no podemos ser indiferentes a su desarrollo porque en el mundo globalizado de nuestros días los efectos de una guerra pueden repercutir en todas partes del globo, independientemente de dónde se registre.
Por otra parte, nuestro país es integrante de la comunidad internacional y, en este momento, uno de los 15 integrantes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, por lo que, al menos a nivel diplomático, tenemos una participación relevante en la discusión y el desarrollo de los esfuerzos para mantener la paz en el mundo entero.
Al margen de la diplomacia, los efectos que puede tener el conflicto armado en aquella región de Europa son de pronóstico reservado, pues las hostilidades no se limitarían a los dos países directamente involucrados sino que podrían arrastrar, en primer lugar, a todo el viejo continente y, eventualmente, al mundo entero.
No son pocas las voces que han advertido que el conflicto ucraniano-ruso podría ser la chispa que desate la tercera guerra mundial y si esto ocurriera, aún cuando México no se viera directamente involucrado en las hostilidades, el Gobierno de la República debe tomar previsiones y determinar un plan de acción ante las consecuencias globales de un conflicto de este tipo.
Como en toda conflagración, al final habrá ganadores y perdedores. Estar en una clasificación o en la otra no debe depender del azar, sino de una serie de calculadas decisiones que se tomen desde el Gobierno de la República, no solamente para asumir posiciones discursivas en torno al tema, sino para minimizar los efectos negativos que puedan derivar de este y, eventualmente, aprovechar las oportunidades que se presenten.
Se trata, en esencia, de trabajar en un circo de dos pistas: actuar responsablemente en el esfuerzo internacional para restaurar la paz en el plazo más breve posible, y evitar que los efectos nocivos del conflicto nos afecten de forma importante.
Así pues, aunque Ucrania se ubique muy lejos de nuestro territorio, el conflicto que ha iniciado en aquellas latitudes no puede sernos indiferente y debemos estar atentos a su desarrollo, sobre todo para evitar que sus efectos nocivos nos afecten.