De arañas, lunas y otras cosas
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Una araña adoptó la entrada de mi casa. Construyó una tela muy ancha. Partes son precisas, derechitas y simétricas, pero hay segmentos que están irregulares, con espacios anchos y chuecos. Anoche ella soportó toda una sesión de fotos. Le agradezco. Tenía días sintiéndome sola y tristona. La araña no ha llegado para hacerme compañía, para eso le pedí a un amigo que me acompañara un rato anoche, de hecho, descubrimos la araña juntos. Y no, una araña mágica no llegó a quitarme la soledad y la tristeza, pero encontrarla, en luna llena, en la compañía de alguien querido, una pizza y una botella de un muy buen Malbec...
La vida es como la tela de mi inquilina. Hay partes precisas, derechitas y simétricas, y hay otras partes irregulares. Tejo la tela de mi vida con los recursos que tengo en el momento y esa tela va quedando así, con texturas distintas. No puedo volver para tejer el ayer de otra manera, y no puedo usar recursos que aún no tengo para tejer el presente. Tampoco puedo esperar a tener otros recursos para tejer de otra manera, pues se adquieren los recursos precisamente al tejer.
Partes de mi vida han transcurrido de manera precisa, derechita y simétrica. Otros momentos han sido irregulares, con aires de “defectuoso”. Y en este momento, sentada en el consultorio, me surge la pregunta: Este hilo que tengo en la mano, este siguiente punto en mi tejido, ¿hacia dónde va? Para saber la respuesta, tendré que levantar la mirada.
Mientras, si requieres un buen vino, te puedo hacer una recomendación.