- 24 septiembre 2024
De mis muertos y de los que estando vivos ya no están...
Les platico que los más entrañables, quienes me trajeron a esta aldea, se me fueron casi juntos hace poco.
Les platico que los más entrañables, quienes me trajeron a esta aldea, se me fueron casi juntos hace poco.
En seguidita de ellos, mi hermano, el último de la camada, me dejó huérfano por todos lados.
Por eso cuando en medio de un reclamo, de una diferencia o de un enojo alguien se acuerda de mis muertos, cuando por agravio alguien me los recuerda, cuando me manda a donde ellos están, su sola alusión pega mucho más que el insulto.
Y entonces, mis trincheras se esfuman, dejan de serlo y quedo en descampado.
También se esfuma mi cordura.
Recordarle a alguien que no tiene a ninguno de los más suyos, o que los tiene pero que no los ve, debería ser, de las ofensas, la peor.
Hacerlo es como dispararle metralla a un pecho descubierto.
Se sufre cuando los queridos se nos van y más aún cuando los que estando vivos ya no están. Y cuando nos los recuerdan, todavía más.
Se muere uno poco a poco con sus muertos.
Se muere uno de golpe cuando los que estando vivos ya no están.
No es del todo cierto eso que decía García Márquez de que uno no se muere cuando quiere sino cuando puede.
O a lo mejor sí...
Encuesta Vanguardia
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