Defender al INE
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Como ciudadano considero que hay varios aspectos de mejora del INE, como un gasto más eficiente, la simplificación administrativa de procesos, menos asesores y reducción de nómina, sin embargo, es una institución que ha funcionado y que ha sido la columna vertebral para los avances democráticos que hemos tenido como país en las últimas tres décadas.
De hecho, quienes se quejan de la labor del INE y piden con urgencia los cambios, han sido los principales beneficiarios de su actuación, porque gracias a su imparcialidad Morena ganó la elección presidencial, dos elecciones legislativas federales y un número sin precedentes de gubernaturas y alcaldías, paradójicamente aún lo acusan de ser un instrumento de fraudes, cuando si eso fuera cierto lo más probable es que hubieran sido a favor de Morena, a juzgar por los resultados.
En realidad, lo que le molesta a Morena es la propia imparcialidad del INE, que no se pliegue por completo a la voluntad presidencial, lo cual es deseable y necesario. Para que un arbitro funcione, este tiene que ser incómodo en ocasiones para los jugadores, optar en favor de las reglas y el interés general, no puede dejar contentos a todos todo el tiempo, porque afrontémoslo, los partidos buscan a veces sacar ventajas indebidas y en esos casos es el arbitro quien les llama la atención.
La forma en la que está planteada la reforma electoral propuesta por Morena implica acabar con la independencia del INE y desaparecer a los institutos locales, siendo el apartado más absurdo el método de elección de lo consejeros y magistrados electorales a través del voto ciudadano.
Lo anterior equivale a entregar los asientos de consejeros y magistrados a personas afines al partido en el poder, ya que solo podrían llegar quienes puedan movilizar votos a su favor y los únicos que tienen estructuras así son los partidos, es decir, los interesados para llegar requieren pactar con los partidos a los que después tienen que vigilar de forma imparcial, vaya contradicción, porque en tal escenario cualquier consejero y magistrado llegaría a su encargo con las manos atadas y debiendo favores.
Peor aún, ¿qué pasará cuando en el marco de la elección se comentan fraudes, acarreo de votos, escándalos por financiamiento indebido, robo de casillas?, ¿qué credibilidad o calidad moral van a tener los consejeros y magistrados electos?
La propuesta es a todas luces absurda, la consecuencia lógica es que se termine de contaminar de intereses políticos y partidistas las instituciones electorales que ya tenían algunos sesgos, pero lo queremos llevar al extremo y ello va a tener implicaciones directas en la democracia, porque ahora sí no tendríamos garantías de que se respete la voluntad popular.
Por ello, son justificadas las acciones surgidas desde la ciudadanía y algunos partidos de oposición que llaman a defender al INE y la democracia, porque van de la mano, y no podemos arriesgar lo que tenemos por una promesa de cambio que viene envenenada y basta ver su diseño para darnos cuenta de que se trata de una trampa.
victorsanval@gmail.com
@victorsanval