Durazo y la seguridad en Sonora
Alfonso Durazo Montaño fue designado al inicio del sexenio por el presidente Andrés Manuel López Obrador como secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, sin que tuviera en su trayectoria experiencia mínima en tareas de seguridad pública, que indicaran que era competente para dicho encargo.
Su paso por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana fue gris, con escasos resultados y sin innovación real en la estrategia, a pesar de ello, tuvo la venia del Presidente para contender por la gubernatura de su estado natal Sonora y ganó.
Uno esperaría que precisamente su gestión como gobernador tuviera como eje esencial la seguridad, ya sea por los contactos que tiene, la información de la que dispuso en su paso como secretario o por lo que haya podido aprender en dicho encargo, pero en lugar de mejorar, la seguridad en Sonora con Durazo ha empeorado.
Prueba de ello fueron los bloqueos de carretera que se vivieron la semana pasada en localidades como Caborca, Altar y Sonoyta, en donde sujetos armados dejaron incomunicados a los mismos con armas largas y los enfrentamientos duraron horas. A esto debemos sumar el hecho de que Sonora se ubica como la séptima entidad con más homicidios en el país.
Sonora es un campo de batalla entre diferentes organizaciones criminales, como los Beltrán Leyva, el Cártel de Sinaloa, en especial con la banda de los Salazar, ligada a los hijos del “Chapo” Guzmán, así como otras bandas cercanas a la facción del “Mayo” Zambada, que se conocen como los Yiyos y los Rusos y el Cártel de Caborca, que dirigen familiares de Rafael Caro Quintero.
De hecho, el principal problema público que hoy enfrenta Sonora es precisamente la seguridad y resulta paradójico que el encargado hasta hace poco de la seguridad pública en el país, esté al frente de la gubernatura y no tenga una política clara para hacer frente a dicho problema.
Incluso se puede ir más lejos y entender que el problema de inseguridad de Sonora se ha venido gestando en los últimos años, de forma que desde lo federal, Alfonso Durazo no sólo no contribuyó a parar el problema, sino que probablemente las omisiones de la Secretaría a su cargo agravaron el problema, lo cual lo hace doblemente responsable y culpable.
Sonora nos muestra que la estrategia del Gobierno federal para combatir al crimen organizado es insuficiente, ya que no está disminuyendo la violencia, sino que por el contrario en muchas zonas del país cada vez son mayores las manifestaciones armadas y los actos en contra de la ciudadanía.
Peor aún, otra deducción lógica es que las personas que el Presidente ha designado para hacer frente a dicha tarea simplemente no tienen la experiencia necesaria, ya que muchos de ellos no tienen cargos previos en materia de seguridad, por ende, llegaron a aprender y a improvisar y esto no se puede en un área tan sensible para la vida de millones de mexicanos.
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