El derecho a un ambiente limpio y saludable
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No hay marcha atrás, la denominada triple crisis medio ambiental, provocada por el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad es una realidad que debe encararse con acciones contundentes, antes de que la humanidad viva consecuencias desastrosas con afectaciones graves para las mujeres, las niñas y las personas de bajos recursos.
En este sentido, el pasado 28 de julio de 2022, la Asamblea de la ONU tomó una decisión histórica al declarar el acceso a un ambiente limpio y saludable como un derecho humano universal, con 161 votos a favor, ocho abstenciones y ningún voto en contra.
Para el relator especial de la ONU sobre Derechos Humanos y Medio Ambiente, David Bayd, esta determinación cambiará la naturaleza misma del derecho internacional de los derechos humanos, ya que los gobiernos deberán confrontar a una ciudadanía que pasa de “mendigar” a exigir que se actúe.
Aunque la resolución no es jurídicamente vinculante para los Estados miembros, se espera que la medida impulse a los países a consagrar el derecho a un medio ambiente saludable en sus marcos normativos y acuerdos internacionales. Además de otorgar mayores garantías y herramientas a las personas ambientalistas para hacer frente a las políticas y proyectos destructivos en términos ecológicos, de cara a los 227 asesinatos en su contra, registrados en la región de América Latina y el Caribe al corte del 2021.
¿Será suficiente esta disposición para frenar las consecuencias de la llamada triple crisis ambiental a escala global? Seguramente no. Tan sólo es un punto de partida para comenzar de una vez por todas a nombrar una necesidad que es cada día más apremiante y sentida por la población de todo el mundo. El reloj ya no está a favor de la humanidad y la naturaleza reclama su paso. Ojalá que la resolución sea un catalizador hacia el cambio por una justicia ambiental.