El ‘No’ a la cumbre
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El presidente Andrés Manuel puso al imperio gringo en vilo al rechazar la discriminación hacia algunos presidentes de Latinoamérica non gratos al que fuera el soberano del mundo; “¡pero cómo se atreve!”, clamaron las elites políticas de las naciones del primer mundo, pues atreviéndose señoras y señores.
Cuando Biden anunció que no aceptarían en la 9ª Cumbre de la Américas a Cuba, Venezuela ni a Nicaragua, AMLO declaró que de ser así, él no acudiría, dijo “No” a la exclusión política y la mentada cumbre comenzó el pasado miércoles en Los Ángeles, California, con la representación del canciller Marcelo Ebrard.
El Presidente hizo énfasis en la falta de respeto a la soberanía de las naciones y en la necesidad de que la cumbre contara con la presencia de todos los países del continente, su propuesta es propositiva y con su ausencia ratificó su repudio a la pretensión de Biden de seguir inmiscuyéndose en los asuntos de los países latinoamericanos. Sin embargo, AMLO se reunirá con su homólogo Joe Biden en Washington, en julio próximo.
¿Por qué no estuvo en la Cumbre de las Américas? Como ya se mencionó, porque no se invitó a todos los países del continente, al menos tres fueron excluidos. Dijo en la mañanera que hay necesidad de cambiar la política de discriminación, el querer dominar sin razón alguna, el no respetar la soberanía de los países y la independencia de cada uno. No puede realizarse la 9ª Cumbre de las Américas si no participan todas las naciones del continente americano. Lamentó la actitud del senador Robert “Bob” Menéndez, quien descarriló la asistencia de los tres países excluidos. Bob, perteneciente al Partido Demócrata, es representante de Nueva Jersey y preside el Comité de Relaciones Exteriores; es hijo de inmigrantes cubanos y nació en Nueva York en 1954. Ha sido un crítico implacable de los gobiernos de Cuba. Marco Rubio, otro senador de origen cubano, pero del Partido Republicano, comparte la posición de su colega demócrata contra La Habana.
Ante la decisión de López Obrador de no asistir a la cumbre si había discriminación, el senador demócrata dijo: “Si no quiere venir, que no venga”. Pues no fue, sólo que sin México la reunión perdió al país participante más importante, de por sí la cumbre ha sido calificada sólo como un acto meramente protocolario, una estrategia del imperio para consolidar y fortalecer los suministros y aprovisionamientos de petróleo, gas, litio y otros minerales que el imperio requiere y obtiene de los países latinoamericanos, esos a los que despectivamente llaman “bananeros”.
México es la segunda economía de América Latina, después de Brasil y su relación con el imperio es la más destacada de las que mantiene con todas las naciones del planeta, es una cercanía que se amarró con el ingreso de México al Tratado de Libre Comercio durante el gobierno de Salinas de Gortari para entrar al primer mundo (ja, ja).
AMLO dijo que tiene muy buenas relaciones con el presidente Biden, es un hombre bueno, dice, es una opinión muy diplomática, aunque a criterio de los versados en política internacional, la administración de Biden ha sido un fracaso, tiene debilidades estructurales y no ha podido cumplir los compromisos de gobierno que contrajo con su pueblo.
Biden pretende asustar con el petate del muerto: “la democracia está bajo asalto”. En su nación sí, por las próximas elecciones. Las olas de migración van a ser utilizadas para sembrar el miedo, de por sí el antimexicanismo está vivito y vigente y lo van a utilizar, pero no para promover la cooperación hemisférica, con ello el racismo se recrudecerá a pesar de que necesitan a nuestra eficaz mano de obra.
Los países de Latinoamérica están en una coyuntura distinta a la de su estricta subordinación a Washington, la globalización ha diversificado con intensidad las relaciones comerciales, lo que ha inducido a que varios países hayan abandonado el papel de “patio trasero” de Estados Unidos. Hay poco que esperar de la cantada 9ª Cumbre de las Américas.