Elecciones 2023: inicia el conteo regresivo (3)
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La irrupción de Mejía Berdeja en Coahuila, después de 17 años de ausencia, para promover –con licencia de 10 días– el ejercicio de la revocación de mandato generó tres impactos: desgajó al morenismo coahuilense en cuatro tribus, la guadianista, la luisfernandista, la reyista y la guerrerista; unificó las filas priistas en torno a Riquelme y su candidato a la gubernatura del estado y precisó la inutilidad de la posición de Mejía como subsecretario de Seguridad Pública federal: con él o sin él las masacres en el país no cesaron. Un solo ejemplo: hace tres días, hombres armados asesinaron a 20 personas en Zinapecuaro, Michoacán.
Las preguntas no casuales (continuación)
3.- ¿Qué tanto capital político aportan o no los priistas Jorge Luis Morán y Noé Garza a la candidatura morenista de Mejía a la gubernatura?
El santo de los políticos, Tomás Moro –cual Moisés–, extendió su manto sobre el mar político electoral de Coahuila y lo partió en dos, de un lado quedaron los priistas de cepa, leales y comprometidos con Miguel Riquelme y su candidato (incluidos los de Torreón, rejegos e inconformes por naturaleza); del otro, permanecieron los obnubilados por el afecto al Mejía que conocieron cuando este era un bebesaurio con 28 años, los resentidos contra Riquelme porque no les dio suficiente cobijo, los desplazados generacionalmente pero desesperados por inhalar el poder a distancia y los que han hecho de la traición su vocación.
Morán y Garza pertenecen a esta última estirpe, aunque lo que tienen es fruto de su militancia priista y de los puestos que ocuparon gracias a ella. Es imposible imaginar que su patrimonio económico o su estatus social haya surgido de otra fuente. Sin embargo, el primero traicionó a su hermano Miguel, quien le cedió la alcaldía de Torreón, y el segundo traicionó a su amigo Rubén, quien lo llegó considerar hermano.
¿Qué aporta Morán a Mejía? Son dos perfiles similares. Ambos gustan de sumirse en las cañerías del poder para espiar los secretos de la clase política y, en particular, de sus adversarios. Por tanto, Morán le puede proveer a Mejía de información de sus contrincantes. Empero, ¿serán tan delicadas esas indagatorias como la información que Riquelme pueda tener de Morán? Lo dudo.
Más allá de ello, Morán sólo añadirá las oscuridades propias de un perfil policíaco –cuando fue subsecretario de Seguridad Pública (1999-2005). Rumores insistentes apuntaron que utilizaba los penales como caja chica para proveer a Sifuentes de fondos para su campaña electoral fallida, como secretario de Seguridad Pública (2011-2012), en la cima de la crisis de inseguridad pública en Coahuila, 131 reclusos del Penal de Piedras Negras se fugaron. Un mes y dos días después, Morán renunció a la Secretaría de Seguridad Pública por –presuntamente– no haber pasado las pruebas de confianza.
¿Qué aporta Noé Garza a Mejía? Desprestigio del más concentrado por su grado de pureza. Sólo un botón de muestra: Samuel García, gobernador de Nuevo León, acusa a Noé Garza –en su momento funcionario de “El Bronco” como director de la Corporación para el Desarrollo de la Zona Fronteriza de Nuevo León– de haber beneficiado durante su gestión a una hija y a su yerno con un terreno de 15 mil metros cuadrados.
Conclusión: entre más priistas de este dudoso linaje migren al proyecto de Mejía, mejor para Riquelme y su candidato.
4.- ¿Le añadirá a Mejía, la eventual alianza con Jericó Abramo Masso, fuerza política a su candidatura?
Sólo si Chema Fraustro, alcalde de Saltillo, y Román Cepeda, alcalde de Torreón, no hacen su tarea a cabalidad: fortalecer el proyecto de Riquelme.
De otra manera, Jericó fracturaría Saltillo y Mejía, Torreón. Los dos bastiones priistas que definirán las elecciones en 2023. Y el resultado para el PRI sería catastrófico.
Nota: La posición del autor no es la del Instituto Coahuilense de Acceso a la Información; espacio donde labora como director general.