En el escenario
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Anoche vi a un hombre común y corriente transformarse en un personaje fuerte, presente, divertido, de convicciones firmes, influyente, talentoso, comediante, y admirable. Lo he visto antes, refiriéndome a la transformación que experimentamos quienes nos subimos a un escenario. Y hoy, mientras reflexiono sobre quienes somos en distintos escenarios de la vida, recuerdo que hace un par de días un hombre que me conoce como terapeuta, como actriz, como amiga, y como jefa, comentó que en ciertos espacios sabía exactamente qué esperar de mí y en otros espacios podía yo reaccionar de maneras no esperadas. Es verdad. La vida está compuesta de escenarios y relaciones, todos distintos, y nuestra manera de estar en cada uno es distinta. No es porque seamos distintas personas, sino porque la parte de nosotros, el personaje preciso, toma su lugar.
Eres abogada, funcionaria pública, madre, esposa, hija, amiga. Eres padre, artista, esposo, hijo, hermano. Eres maestra, hija, nuera, esposa, artesana, cocinera, amiga, madre. Eres empresaria, actriz, promotora cultural, psicoterapeuta, facilitadora, escritora, madre, abuela, hija, amiga. La persona que se sienta a ver la tele en la noche no es la misma que se sienta en el escritorio de la oficina, ni que la que asiste a las juntas escolares de las hijas. Nosotros mismos nos sorprendemos al contemplar nuestros gustos y deseos y actitudes que parecen divergentes a la definición general que haríamos y harían de nosotros, o al ver las reacciones que tenemos ante situaciones sorprendentes.
Cada uno de nosotros es un conjunto de gustos, actitudes, acciones y roles. Tenemos fotos. Busca las tuyas.