¡En marcha! Ante desigualdades en México y el mundo
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Hay que ir en contra de la obscenidad que habita en los corruptos y de los indolentes que auspician el desprecio de los marginados
A Luis Manuel A. V. Amigo siempre: ¡Felicidades en la nueva etapa de tu vida!
Durante los primeros dos años de la pandemia se erosionaron los ingresos del 99 por ciento de la humanidad, y cayeron en la pobreza a más de 160 millones de personas.
Según un informe de la organización internacional Oxfam, en un breve tiempo, las mil mayores fortunas del mundo recuperaron las pérdidas económicas originadas por la pandemia, mientras que la recuperación de los impactos económicos de esta tragedia para las personas en estado de pobreza va a requerir una década.
En este contexto, se estima que los diez hombres más ricos del mundo crecen sus fortunas a un ritmo de 15 mil dólares por segundo, o lo que es lo mismo, mil 300 millones de dólares al día.
México, aun cuando es uno de los 20 países más ricos del mundo, se destaca por ser un país estructuralmente desigual, como lo hace ver el Reporte Mundial de la Desigualdad 2022, que afirma que el 10 por ciento de la población acapara el 79 por ciento de la riqueza, mientras el 50 por ciento de los mexicanos apenas sobrevive, por encontrarse en situación de pobreza.
Inaceptable: en México el 10 por ciento de la población más rica tiene ingresos 30 veces mayores a los de la mitad de los más pobres, realidad que se ha visto agravada por la pandemia en donde, según el Coneval, 2.5 millones de personas han pasado a la pobreza.
Esta concentración denuncia, por sí misma, una profunda injusticia social y dimensiona la cruda realidad en que viven millones de mexicanos; manifestando, a la vez, el fracaso de las políticas públicas que pretenden luchar contra la pobreza y la desigualdad social.
Conciencia
Comento lo anterior debido a que el 20 de febrero, se conmemoró el Día Mundial de la Justicia Social que tiene como objetivo respaldar la labor de la comunidad internacional encaminada a erradicar la pobreza, promover el empleo pleno y el trabajo decente, la igualdad entre los sexos y el acceso al bienestar social; es decir, que todos hagamos conciencia del significado de la justicia social, misma que está muy lejos de ser realidad en México.
220 años
En el ámbito de la literatura innumerables escritores han abordado en sus obras el tema de la injusticia social, pero, ante todos, destaca el monumental escritor francés Víctor Hugo de quien este 26 de febrero se cumplen 220 años de su nacimiento.
Y digo, destaca, pues en la universal y clásica novela “Los miserables” denunció la profunda desigualdad, la exclusión social y la pobreza en la que vivían ahogados infinidad de franceses, derivado de la injusticia perpetrada por el Estado y por el orden social prevaleciente.
En la obra, Víctor Hugo deja ver con claridad que la ley, más que buscar el bien común, buscaba el castigo; tal como lo hace ver el personaje Jean Valjean: “es verdad que robar está mal —piensa Valjean—, ¿pero acaso merece cinco años de prisión? ¿No es desproporcional el castigo al daño ocasionado? ¿No es un exceso del sistema de justicia?”
Ante esta circunstancia Javert -representante de la ley- no se interroga las causas, o si acaso las personas a las que persigue han causado un gran daño. Simplemente, han infringido la ley.
Los miserables
Esta obra, publicada en 1862, magistralmente aborda las características de la sociedad francesa de esa época, mostrando la pobreza y desigualdad social, pero también las virtudes humanas para enfrentarla. Es una novela que llama a dejar a un lado la indiferencia, que carcome el alma de un pueblo hasta dejarlo a la deriva, para, en lugar de eso, empezar a ejercer la solidaridad comunitaria.
Victor Hugo, indudablemente, trasciende al hacer atemporal su novela; ya que, independientemente, de la época en que sea leída, tiene la capacidad de trastocar el alma del lector de cualquier nacionalidad y cultura, pues trastoca lo más íntimo de su ser: los personajes expresan la búsqueda de la libertad, la justicia, la igualdad, el amor, el perdón y nuestra inmanente capacidad para rectificar el camino andado.
Así lo expresa:
“El humano sometido a la necesidad extrema es conducido hasta el límite de sus recursos, y al infortunio para todos los que transitan por este camino.
“Trabajo y salario, comida y cobijo, coraje y voluntad, para ellos todo está perdido. La luz del día se funde con la sombra y la oscuridad entra en sus corazones; y en medio de esta oscuridad el hombre se aprovecha de la debilidad de las mujeres y los niños y los fuerza a la ignominia. Luego de esto cabe todo el horror. La desesperación encerrada entre unas endebles paredes da cabida al vicio y al crimen...
“Parecen totalmente depravados, corruptos, viles y odiosos; pero es muy raro que aquellos que hayan llegado tan bajo no hayan sido degradados en el proceso, además, llega un punto en que los desafortunados y los infames son agrupados, fusionados en un único mundo fatídico. Ellos son “Los Miserables”, los parias, los desamparados”.
¿Qué harías tú?
Jean Valjean, “nació y vivió en la pobreza absoluta, era uno de los miserables, una víctima de la “asfixia social” que parecía estar destinado a la fatalidad; sin embargo, tuvo una enorme fuerza y valentía para cambiar de rumbo. La historia de redención de este hombre, que rescata a varias personas de la miseria y dedica el resto de sus días a ayudar al prójimo (como el campesino al que acusan injustamente, la niña huérfana Cosette o Mario Pontmeccy) hace posible albergar esperanzas en la salvación del ser humano por el amor y la bondad”.
Es cierto: esta obra, más allá de la fatalidad, paradójicamente, colma de esperanza al mostrar la fortaleza de los seres humanos para superar los momentos difíciles, su capacidad del perdón y de reconciliación, y las implicaciones positivas que esta inmensa posibilidad del espíritu tiene en las personas para transformar sus corazones inclinándolos a ejercer el bien.
Ínsito...
Tiene razón Winnie Byanyima cuando afirma: “explotamos a las personas que fabrican nuestra ropa, que construyen nuestros teléfonos portátiles y cultivan los alimentos que comemos, para garantizar un suministro constante en productos baratos, pero también para aumentar los beneficios de las empresas y sus ricos inversores”.
Desgraciadamente, el fenómeno de la explotación, se encuentra estrechamente ligado a la corrupción e impunidad que hoy pueblan a México.
El cáncer de la indiferencia nos ciega y, ante la inagotable corrupción, la exportación y las inaceptables realidades que padecen millones de personas, me orilla a pensar que, posiblemente, hemos perdido la vergüenza referida por Sabato en su libro “La Resistencia”: “otro valor perdido es la vergüenza. ¿Han notado que la gente ya no tiene vergüenza y, entonces, sucede que entremezclados con gente de bien uno puede encontrar, con amplia sonrisa, a cualquier sujeto acusado de las peores corrupciones, como si nada? En otro tiempo su familia se hubiera enclaustrado, pero ahora todo es lo mismo y algunos programas de televisión lo solicitan y lo tratan como a un señor”. (...) “No se puede llevar a la televisión a sujetos que han contribuido a la miseria de sus semejantes y tratarlos como señores delante de los niños. ¡Esta es la gran obscenidad! ¿Cómo vamos a educar si en esta confusión ya no se sabe si la gente es conocida por héroe o por criminal?”
México es un país desigual, que alberga la pobreza y no exclusivamente desde la perspectiva económica, sino también en el ámbito ético. Los valores parecen que ya no valen, las virtudes se anuncian escasas -o por lo menos impotentes-, para lidiar y evitar sucumbir ante tanta insaciabilidad, desvergüenza y cinismo de la mayoría de los gobernantes. No por nada el trabajo de los padres de familia y docentes, para educar en el bien y para el bien, se ha vuelto un reto gigantesco.
Ante todo esto, Víctor Hugo, denunciante de la injusticia social, también sostuvo la fe en el futuro de la humanidad basado en el triunfo de la verdad, la justicia, la armonía y la solidaridad. Concuerdo con él.
¡En marcha pues, en contra de la gran obscenidad que habita en el alma de los corruptos, de esos que personifican los espíritus engañadores y de los indiferentes e indolentes que auspician el desprecio de los marginados, de los olvidados y desprotegidos!
cgutierrez@tec.mx
Programa Emprendedor
Tec de Monterrey