GANANCIAS BANCARIAS CON ONEROSAS TASAS ACTIVAS
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La función bancaria en la economía es la intermediación financiera entre quienes tienen posibilidades de ahorrar como previsión o con excedentes de capital y quienes solicitan crédito -para inversión directa o para consumo-.
En las cajas de seguridad de los bancos comerciales se encuentra, pues, el dinero de los ahorradores, por cuya previsión se les premia, pero estos fondos se deben prestar y el deudor pagará el capital y el premio del ahorrador y la ganancia del intermediario financiero.
Las instituciones bancarias tienen varios tipos de ganancias, básicamente: comisiones por el servicio de intermediación; tasa de interés activa que pagan los deudores; intereses moratorios en caso de retraso en el pago del crédito; diferencial en compra-venta de divisas –sobre todo dólares–; inversión en cartera de sus propias utilidades.
El interés al ahorro es la tasa pasiva que es menor en monto; el interés al crédito es la tasa activa con más monto de pago; el equilibrio entre estas tasas debe motivar al ahorro, pero no inhibir la inversión directa que genera empleos. Un aspecto importante es que, al aumentar el nivel de precios en la economía, naturalmente se eleva la tasa de interés pasiva para mantener la capacidad adquisitiva del dinero, pero consecuentemente se incrementa la tasa activa.
Pero en México dichas transacciones adquieren una particularidad única (como en muchas situaciones económicas).
Resulta que, desde hace más de veinte años, el diferencial de tasas es abismal: el interés al ahorro se rige por la tasa referencial del Banco de México, actualmente en 4.75% anual, con incrementos leves según el monto y el plazo. Sin embargo, el promedio de comisiones y tasas activas es: tarjetas de crédito 45%; créditos a empresas 20%; créditos personales 35%; hipotecarios 12%.
Por lo anterior, según informó la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (30 /09/21), no es extraño que, en plena pandemia y recuperación económica, las utilidades sean muy atractivas en la intermediación financiera: de enero a agosto de este año incremento de 39.2% respecto al mismo periodo del año 2020 (113 mil millones de pesos); 80% de estas utilidades se concentran en seis bancos, de los cuales dos son, en su mayoría, de propietarios mexicanos (Banorte e Inbursa) y cuatro extranjeros (Citi Banamex, BBVA, Scotiabank y Santander).
Estas ganancias se pueden explicar por la caída de la economía el año pasado y el ascenso positivo actual, sin embargo, el crédito de la banca comercial a empresas, familias y gobierno continúa a la baja, con una contracción de 8.5% en términos reales –sin el efecto inflacionario– en comparación a agosto del año pasado, ubicándose en 5 billones 227 mil mdp.
Si bien los sectores de la economía poco a poco adquieren la dinámica de los tiempos pre-pandemia, la banca comercial es la más favorecida, pero no por el otorgamiento del crédito necesario que requieren dichos sectores, sino por la escandalosa usura en las tasas crediticias.
Es evidente, la base de las atractivas ganancias en la banca comercial son resultado del cobro de comisiones por los servicios, pero sobre todo por las escandalosamente elevadas tasas de interés activas en los diversos tipos de créditos personales, empresariales y a entidades de gobierno.
Esto es, en definitiva, distorsión del mercado que debe ser corregida por las autoridades hacendarias y monetarias, sin embargo, el sector financiero es intocable por su capacidad de exportar divisas y depreciar el tipo de cambio, lo cual ya sucedió al inicio del presente gobierno federal. Ventajas y privilegios de la oligarquía financiera, pesada carga heredada por los gobiernos neoliberales.