Justicia con la naturaleza
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Para quienes seguimos agotando el hábitat en el que vivimos, les pregunto: ¿seguiremos con nuestras prácticas indiferentes del cuidado por el medio ambiente?
El principio de justicia entre generaciones teniendo como marco el medio ambiente dice que no podemos legar a nuestros hijos un mundo en peores condiciones que el que hemos recibido, eso es una gran verdad. Las generaciones que llegamos posterior a los cuarenta y quienes somos hijos del libre mercado –década de los ochenta–, no supimos valorar lo que teníamos y el legado que hemos dejado es de desolación y un ambiente contaminado y degradado.
Jürgen Habermas afirma, en el ensayo “Nuestro Breve Siglo”, que la sociedad en muy poco tiempo ha sufrido cambios vertiginosos, y eso es una realidad. En muy poco tiempo hemos agotado nuestro hábitat, nos han bastado menos de 100 años para complicarlo. Poner como centro de todas las acciones que se realizan en la naturaleza al ser humano ha traído, como afirman algunos autores, la época en la que ahora vivimos, el Antropoceno.
Sin lugar a duda, el hombre es el centro de todo lo que le circunda, sin embargo, este antropocentrismo mal entendido en términos ecológicos, nos ha traído un tremendo desgaste que se manifiesta en agotamiento de recursos en bosques y agua, calentamiento global, pérdida de biodiversidad en tierra y mar, efecto invernadero, agujero en la capa de ozono en proceso, contaminación de cielo, agua y mares; sobreproducción, deforestación, exceso de producción de plástico, deshielo de los casquetes polares, el desperdicio de comida y todo lo que esto provoca, son sólo algunos de los efectos que estamos viviendo.
La tradición antropocéntrica, como otras tantas tradiciones que emanan de la religiosidad emotiva e irracional en la que muchos vivimos, puso al antropocentrismo como medida de interpretación de nuestra relación con el mundo y con los demás, generando una interpretación que nos ha venido complicando poco a poco porque el sustrato doctrinal parte de la idea que afirma que la naturaleza tiene sentido en la medida en que sirve al ser humano. Menudo error.
Caímos en el antropocentrismo y dejamos a un lado el biocentrismo, donde todos los seres vivos, por sí mismos, tienen y poseen un valor incalculable. De ahí la importancia de la madre naturaleza. No podemos hacer a un lado que el sustento nos lo da la Madre Tierra –la Tonantzin–, por eso tenemos que venerarla y respetarla como los antiguos mexicanos, esto nunca lo han entendido quienes usufructúan los bienes de la tierra y se han sentido dueños y no administradores.
Leonardo Boff, en un pequeño texto que se llama “Por fin descubrimos el planeta tierra” (cfr. https://leonardoboff.org/2021/03/13), afirma que “(...) uno de los efectos positivos de la irrupción del COVID-19 en nuestras vidas, ha sido el descubrimiento del planeta tierra por toda la humanidad”. Continúa diciendo que “el contexto del virus, casi nunca citado por los analistas de las redes de comunicación, es el sistema capitalista antinaturaleza y antivida. Él hizo que el virus perdiese su hábitat y avanzase sobre nosotros. Ese sistema de producción y de consumo asalta despiadadamente la naturaleza, saquea sus bienes y servicios y destruye el equilibrio de la Tierra. Esta responde con el calentamiento global, la erosión de la biodiversidad, la escasez de agua potable y otros eventos extremos”.
Lo último que vivimos fue el evento de marzo de 2021, donde se extinguieron en la zona de Arteaga, Coahuila, y Santiago, Nuevo León, más de 15 mil 500 hectáreas de biodiversidad. Como todo en nuestro País, sólo por esos días tuvo notoriedad la zona y evidentemente el amor por el bosque y lo que él nos da. Slacktivism y greenwashing de primera línea. Lo explico. Interés de poco impacto y activismo de sillón. Respondieron solamente los grupos interesados, en el entendido de que todos debiéramos de estar interesados. ¿O no cree que lo que pasa en un sitio repercute en otro?
Lo que pasó en “La Pinalosa”, y que tuvo como zona cero el ejido de “La Jacinta”, encontró respuesta en un grupo de interés con características sui generis en la organización Amigos de la Sierra A.C., que hasta el momento ha sido un baluarte indiscutible en los temas de combate a los incendios, reforestación, zonas recuperadas y educación medioambiental. Ante la inoperancia del Gobierno Federal, estatal y municipal, han sacado la casta y se han dado a la tarea de buscar una restauración integral a través de acciones a favor de la sierra, ayuda a quienes perdieron sus viviendas y han propuesto una educación ambiental para fortalecer a la comunidad. David Valladares y su equipo han hecho un trabajo excepcional, ¿y nosotros?
Para quienes seguimos agotando el hábitat en el que vivimos, a propósito de lo reflexionado y del estado que guarda la naturaleza, les pregunto: ¿seguiremos con nuestras prácticas indiferentes del cuidado por el medio ambiente? Está claro, como decía Boff, la Tierra con nosotros y a pesar de nosotros se regenera, el problema radica en que probablemente no nos tocará disfrutar de esa regeneración, pero eso no nos da derecho a dejar a nuestros hijos un mundo contaminado y degradado. Así las cosas.
fjesusb@tec.mx