La comunicación, vehículo para la democracia y la paz
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El haber concedido el premio Nobel de la paz a dos comunicadores -María Ressa, filipina de origen quien enfrentó a gobiernos autoritarios con credibilidad en sus colaboraciones y Dmitri Murátor, presentador de televisión ruso y editor de periódico y que entre los dos unieron “sus esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión como condición para la democracia y la paz duradera”– habla del reconocimiento que a nivel mundial se hace al quehacer de las comunicaciones en su esfuerzo por transmitir criterios que coadyuvan a mejorar entornos que ayudan a preservar la paz, basados en elementos estratégicos para desarrollar la defensa de los valores.
Hoy en día la verdadera atmósfera periodística habla en forma objetiva señalando acontecimientos en su estricta medida, sin embargo, existe otra clase que no debería llamarse periodismo, el cual es callado mediante amenazas, dinero o asesinatos e incluso cerrando establecimientos lo que ha llevado a que la profesión se vaya demeritando. Con el otorgamiento del premio se comprueba que los medios de comunicación tienen un gran peso en todos los ámbitos de la labor de los humanos.
La ventaja en estos casos es que la clase política con poder es fácil que en cualquier momento termine su vida activa en ese nivel y se retire, en cambio los comunicadores podrán seguir por tiempo indefinido y teniendo la posibilidad de hablar de los que un momento los amedrentaron.
Paz es una hermosa palabra que simboliza lo que el mundo anhela, a pesar de que goza de una economía de letras, solo tres, pero que encierra en su definición toda la seguridad que proporciona bienestar y asegura respeto a los derechos humanos.
Hay periodistas que durante su ejercicio se van consolidando y adquieren una fuerza en sus verídicas palabras que han llegado a destronar figuras importantes a nivel mundial, y que al degradarlos logran hacer un bien a la humanidad, pues hacen su trabajo con responsabilidad y con ética que construyen una información apegada a la autenticidad, y por lo tanto confiable que satisfaga a la sociedad cuando ésta recibe noticias de calidad al comunicar con exactitud la verdad, que es fundamento moral que la hace ser libre.
Cuando se tiene un periodismo libre cuyo derecho legal faculta para hacerlo y la autoridad, que tiene la obligación, lo reconoce, se forma una amalgama que ayuda a que se nutran ambos, autoridad y libertad de expresión, de manera que esa interacción contribuya a solucionar en los mejores términos la problemática de su ambiente, pero cuando no caminan juntos por la resistencia de la autoridad a dirimir las cosas como son, entonces se negocia la información con algunos comunicadores, dentro de toda la gama del periodismo, llevando a cabo comportamientos ilícitos al distorsionar la noticia, cayendo en lo que es la subinformación aceptando sobornos al publicar referencias falsas que favorecen al poder.
Por eso un buen periodista debe ser íntegro en su trabajo basado en su credibilidad, sobre todo al presentar noticias exclusivas sin que se recurra a que su trabajo sea monetizado, ya que algunos con el objeto de tener audiencia, fama y dinero y aún con riesgo de constituir delito, presentan a los usuarios de los medios noticias artificiales inculpando a personas que son inocentes de los que acusa.
Al haber elegido el Premio Nobel de la Paz a estos dos periodistas, dignifican mundialmente este oficio, que cuando uno lo vive realmente con libertad, funde el líquido acerado que llevamos, y al hacerlo verazmente, aún en contra de algunas personas con criterios distorsionados que están conectados con los medios y con el dinero, minimizan la profesión por lo que “el espíritu libre y andariego se encuentra perseguido, aherrojado, embotado y emponzoñado”, como dijo John Steinbeck al recibir el Premio Nobel de Literatura en 1962.
Congratulémonos los que de alguna forma estamos vinculados aunque sea lejanamente y en otros niveles al maravilloso mundo de las comunicaciones, por haber tomado en cuenta para que recibieran el galardón dos extraordinarios comunicadores que viven esta magia.
Se lo digo EN SERIO.
franciscoaguirreperales@gmail.com
@aguirreperalesf