La disyuntiva es: complicidad o protesta
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Cumbre supone bases.
Es vértice, cenit, convergencia, unión suprema de totalidad con integralidad.
América no es EU, es todo el continente, norte y sur, con los países del Caribe. Los puntos cardinales (norte o sur) añadidos solo indican orientación, no separación.
Las unidades políticas presentes en el continente americano son consideradas incluidas por su territorialidad y por su individualidad política, no por su historia, su ideología ni por su trayectoria ideológica.
No hay ninguna exclusión por juicios, discriminaciones, descalificaciones, porque ninguno de los países de estas latitudes tiene ese derecho sobre los demás. Se respeta la diversidad de visión, de estructura y de praxis.
Si hay naciones no invitadas, ya así la reunión ni es cumbre ni es de América por mutilación contra su integridad y por enjuiciamientos intervencionistas de procesos internos y altibajos que se dan y pueden notarse en todas las naciones.
Cada gobierno del continente siente que tiene derecho a ser convocado si la reunión es de cumbre y es de América. Asistir a una reunión mutilada, parcial, excluyente, equivale a una complicidad con abuso y exceso de arbitrariedad. Supone estar de acuerdo con la omisión. La no asistencia de un gobierno tiene el mensaje de protesta para señalar su desacuerdo con una actitud que no es incluyente.
Es como excluir magistrados en una corte. O como no convocar consejeros en un organismo deliberativo. Ser América no depende de comportamientos, de conductas, de visiones o perspectivas ideológicas, sino simplemente de estar ahí geográficamente.
EN EXTREMA NECESIDAD
En extrema necesidad todos los bienes son comunes.
Es ejemplar la actitud de Corea del Sur de enviar gratuitamente vacunas a Corea del Norte al presentarse infecciones y el primer fallecimiento a causa del COVID-19, por causa de variante del virus SARS-CoV-2.
La división política que resultó de los conflictos bélicos en esos rumbos ha levantado murallas que no han impedido estos puentes solidarios de un humanismo fraterno que no toma en cuenta disidencias y sólo ve necesidad y sufrimiento humano que atender.
EDUCACIÓN CONTRA DEPRESIÓN
Es cierto que ayuda y restablece la atención psicológica y aun psiquiátrica. Pero lo preventivo para la pandemia de depresiones en el mundo es la educación familiar y escolar.
La destreza y habilidad para saber enfrentar los obstáculos, los vientos contrarios, las catástrofes inesperadas, los cambios súbitos, dependen mucho de las actitudes, los actos y las palabras de los progenitores y de los profesores.
La columna vertebral de una auténtica educación integral ha de ser el desarrollo de la capacidad de nunca responder a la tribulación con tristeza, desánimo, depresión, miedo y desesperación. Ciencia y creencia han de templar el ánimo de los hijos y educandos para que del hogar y de las aulas brote una generación que ponga un dique inexpugnable ante esa invasión enfermiza de actitudes de derrota.
DERECHO A MUERTE DIGNA
El único servicio a la dignidad posible en el término de la vida es la atención paliativa para la mente y el cuerpo.
No tratar de facilitar ni ser cómplice de los actos de una decisión suicida, sino sólo evitar el dolor y propiciar la paz interior en ese trance.
Los poderosos recursos de la fe unidos al adelanto científico analgésico para calmar sufrimientos corporales y mentales son lo verdaderamente civilizado para cualquier legislación humanista y cristiana...