La oposición en México rumbo al 2024
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Lo único que dejó claro la elección de este año es que México tiene un partido hegemónico en el poder. Yo básicamente me sentí en la década de los 60 o 70, cuando el PRI era el rey de la simulación y utilizaba todo tipo de herramientas para ganar elecciones.
Esta semana ocurrieron dos cosas importantes hacia el 2024.
1.- Los trapitos al sol de “Alito” Moreno, presidente nacional del PRI, que llevó a la encerrona con todos (excepto Enrique Ochoa) los expresidentes del PRI. Al final, muy buenas fotos y desplegados en periódicos con todos los comités estatales. Dicen los que saben que pidieron la renuncia de “Alito”, y este dijo que no se iba. Mientras la Fiscalía de Campeche prepara un sin número de ordenes de cateo y todo lo que se puedan imaginar.
2.- La asamblea informativa en Toluca mostrando “unidad”, sin invitar a Ricardo Monreal, por parte de Morena y enseñando su músculo electoral rumbo a la elección del 2023 en el Estado de México.
¿“Alito” Moreno está siendo perseguido políticamente? Probablemente sí, pero también tiene mucha cola que le pisen. Esto sólo nos deja ver que Morena quiere terminar con toda la posibilidad de que el PRI resurja como lo hizo en el 2012 con Peña Nieto. Si bien el PRI irá por todo en Coahuila y en el Estado de México el año que entra (2023), es clarísimo que Morena está mucho más organizado y mucho más preparado para la movilización electoral que cualquiera de la oposición.
¿Qué significa esto para el PAN? El PAN se creó para quitar al PRI, en pocas palabras, su razón de ser e ideología son totalmente opuestas. Si bien en algunos estados sí tiene mayor movilización electoral que el PAN, no tiene la legitimidad para seguir en esta alianza. Por otro lado, el PRD perdió el registro en seis estados, y casi, casi está en proceso de desaparecer. Sin olvidar que nació y es un partido de izquierda, que no tiene nada en común con el PAN. Por ende, ha sido su rival político tanto el Poder Legislativo como en el Poder Ejecutivo.
En este orden de ideas, la alianza “Va por México” no es otra cosa que la urgencia de hacerle frente (de algún modo) a López Obrador, es lo único que une al PRI, PAN, PRD, sacar a Morena. El problema real de eso es que no habrá más opciones para el 2024. No habrá partidos nuevos, no habrá apuestas nuevas, tal vez podamos ver algun(a) valiente que se lance por la vía independiente, con todos los obstáculos jurídicos y económicos (es carísimo juntar todas esas firmas, si no me creen pregúntenle a “El Bronco”).
Más de uno dirá, bueno tenemos Movimiento Ciudadano, es el nuevo. Pues tampoco es nuevo. ¿Se acuerdan de Convergencia? Hasta el 2012 siempre había jugado con López Obrador, se separó (previo acuerdo) para darle espacios a “ciudadanos afines”. En otras palabras, no es tan diferente ni tiene tanta fuerza. Movimiento Ciudadano ha hecho lo suyo, sobre todo en Jalisco y Nuevo León, pero le fue muy mal en la elección del 2022 y no lo deja bien parado rumbo al 2024.
En contraste, todo indica que en el 2024 Morena tendría 22 gubernaturas (más o menos), de las 32 posibles. Es decir, 22 gobernadores en funciones operando en la campaña presidencial. Así de ese tamaño es el reto que tiene la oposición.
Todas las democracias son imperfectas, absolutamente todas. De hecho, la democracia en sí es una utopía, no es el final del camino, es aquello que nos vislumbra hacia dónde vamos, nada más, ni nada menos. Hasta los países considerados como más avanzados (Francia, Estados Unidos, Inglaterra, Alemania) tienen problemas de concentración del poder político cuando sus gobernantes son demasiados carismáticos, aún cuando tienen instituciones mucho más fuertes que las mexicanas que permiten hacer contrapesos reales.
¿Qué quiero decir con todo esto? Si los partidos políticos no se renuevan (pero enserio, más allá del discurso) y no dejan entrar gente nueva (pero, nueva de verdad, no reciclados) nos esperan largas décadas bajo Morena. Y eso, de verdad, no le hará nada bien al país. La concentración del poder sólo trae consigo desigualdad, ausencia de crecimiento sostenido y de inversión educativa, en innovación o en infraestructura. En resumen, eso no produce desarrollo ni riqueza, por ende, no se traducirá en mejoras en la calidad de vida.
Necesitamos empezar a entrarle a los temas incomodos. Todas y todos hablemos de política en reuniones familiares, de amigos, de vecinos. Bien decía Aristóteles: “todo es política”. Más #Ciudadanitos, por favor.