Las finanzas públicas en problemas
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Los problemas de la invasión de Ucrania por parte de Rusia han tenido consecuencias en todas partes del mundo, y hasta en México se han sentido. Sin embargo, ya se ha hablado mucho al respecto y es poco lo que se pudiera agregar, sobre todo en un contexto en que abunda esa información a toda hora. Ahora, poco se ha dicho sobre la problemática que está enfrentando el gobierno federal en sus finanzas, derivado de la guerra y antes de ella.
Para empezar, la inflación ya se había convertido en un problema grave para la economía nacional y empezó a afectar las finanzas públicas desde septiembre del año pasado, cuando inició este ciclo alcista de precios con un aumento del 0.6% en ese mes. Desde allí se empezó a arrastrar un faltante que fue de 757 mil millones de pesos, eso sí dentro de la meta presupuestal y haciendo pagos a la deuda que se redujo marginalmente. Uno podría argumentar que entonces no hubo ningún problema. Nada más alejado de la realidad porque para lograr la meta se acabaron los fideicomisos de respaldo que se tenían para situaciones de catástrofes climáticas, apoyos a la población y muchos otros que no mencionaré por falta de espacio. La consecuencia es que ahora, al inicio del 2022, ya se cancelaron las escuelas de tiempo completo por falta de presupuesto, las universidades públicas recibirán menos dinero que el año pasado, con la desgracia de tener mayores pasivos por el incremento en la carga financiera de las pensiones que suben cada día. Por si fuera poco, Pemex y la CFE perdieron en conjunto más de 300 mil millones de pesos. Este año no habrá dinero para el programa de Fortaseg (Programa de la Seguridad) y los municipios no podrán reforzar la seguridad pública por lo que seguiremos a merced de los malhechores.
Este año se está enfrentando el problema de los aumentos de precio de la gasolina y ya dijo el Presidente que será a través de una disminución del IEPS que se tratará de mantener estable el precio para que no aumente a pesar de todos los motivos existentes para ello en este momento. Por fortuna, ya la Organización de Países Exportadores de Petróleo decidió aumentar su producción con el objetivo de compensar el faltante de la oferta del hidrocarburo por parte de Rusia. Esto de inmediato redujo el precio del barril del petróleo mexicano ya a 100 dólares lo que tendrá un efecto a la baja sobre la gasolina seguramente la próxima semana. Sin embargo, aunque ya se captaron más de 30 mil millones de pesos por excedentes petroleros, se calcula que salieron 42 mil millones de pesos por pago de gasolina y su transporte. Estos datos los menciono para que se vea que cuando sube el petróleo, no hay ganancias para el país, porque importamos el 60% de la gasolina que se consume.
Otro golpe a las finanzas nacionales es la disminución de la actividad económica en general, pues no habrá los ingresos presupuestados para todo lo que se había dicho que se realizaría este año. No sólo se perdieron 400 mil empresas o unidades de negocio de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), sino que no ha habido un mes con crecimiento en 2022. Primero, enero trajo su parte cíclica en que la economía de manera natural se contrae porque la manufactura reduce su actividad, y el comercio y los servicios no vendieron nada porque la población paga los impuestos, matrículas de los hijos, y como dicen algunos, todavía hay que pagar las fiestas de diciembre, lo que deja poco o nulo margen para gastar. Febrero llegaba con mejores perspectivas, de hecho, las primeras dos semanas fueron buenos para el comercio y los servicios que vieron un repunte incipiente en sus ventas, que fueron captados en los indicadores adelantados del Inegi. En la tercera semana para nuestra desgracia y la del mundo, inició la invasión y de allí todo ha sido cuesta abajo. Esto dejará como consecuencia menos impuestos para el gobierno y desde luego, menor capacidad de gasto. La pregunta entonces es ¿a qué se le recortará presupuesto? O ¿qué obras serán canceladas?
Las transferencias a los estados parecen ser el inicio de la lista, lo que reducirá obras de infraestructura principalmente. Ya se vio que la seguridad pública no es algo importante para el gobierno federal. Se habla ya de que se utilizará el dinero de las afores para poder solventar el gasto público necesario para poder seguir haciendo que el gobierno federal cumpla sus promesas ya no de campaña sino presupuestales para este y el siguiente año.
No me preocupa 2022, sino 2023 porque sea como sea, este año habrá un poco de crecimiento a pesar de las condiciones económicas actuales que cuando menos, estarán presentes, si terminara la guerra hoy, tres o cuatro meses. Ya se estimó por parte de especialistas y del propio Banco de México que el Producto Interno Bruto crecerá alrededor de un 2.4%, ya no es el 5% que había dicho el Presidente de la república en su mañanera correspondiente. Esa estimación sigue siendo muy optimista porque la inversión no se recupera y el consumo aumentó un poco para el cierre de año 2021, pero estos dos meses simplemente veremos otra vez una tasa negativa. Sin consumo no hay Impuesto al Valor Agregado (IVA) para el gobierno. Enero tampoco generó mucho impuesto IEPS porque la cuarta ola de pandemia dejó a una parte importante de la población casa. En pocas palabras, el gobierno inició mal el año, sin dinero para gastar y luego se vino la invasión rusa a Ucrania, que complicó todo el panorama económico y puso ya a pensar a muchos, si no habrá una crisis económica antes de que termine el sexenio. Para el siguiente año, el inicio será más complicado porque no hay nada en el horizonte que dé una idea de que las políticas públicas vayan a cambiar y reorientar la senda económica. Por el contrario, vienen a discusión una reforma eléctrica no deseada, y la potencial eliminación del Instituto Nacional Electoral. Ambos hechos contribuyen claramente a disminución de la confianza de los inversionistas. Si una de las propuestas anteriores pasa, habrá problemas económicos, se lo aseguro, lo dicen los otros datos.