Lo importante... (2)
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“El país es un desmadre completo”. Fueron las palabras las cuales me deletreó el próximo Regidor del Ayuntamiento de Saltillo en la Alcaldía de “Súper Chemota” Fraustro Siller, el joven y atildado político Diego Rodríguez. Lo anterior cuando le platiqué de mi preocupación por todo lo que se ve, se palpa y se huele en el ambiente enrarecido y podrido en que se ha convertido nuestro país. ¿Siempre ha estado así, de hinojos? Lo afirmo rotundamente: no. ¿Es culpa solamente de Andrés Manuel López Obrador y sus huestes? Tampoco. Nosotros con nuestra indolencia y apatía al no presentarle batalla en el tejido del campo de hostilidades diario, lo hemos dejado avanzar y depredar. Así estamos.
Las ollas en la lumbre se multiplican, todo requiere especial e inminente atención. ¿Por dónde empezar si todo está puesto con alfileres? Escribo estas líneas el jueves 25 de noviembre aunque luego viene el periodo de corrección de este texto en días siguientes. Pero hoy día jueves el país tiene los mismos datos como fotografía de siempre. Datos que a nadie interesan ya: 4 mil 297 nuevos contagios ayer miércoles, con 336 muertes por la mordedura del virus chino. Insisto, igual a todos los días desde hace casi ya dos años de este tsunami bíblico. No son olas ni oleajes ni brotes ni rebrotes, esa terminología barata de las frases y palabrería huera de AMLO y san Hugo López-Gatell, las cuales sirvieron (siguen sirviendo) para engatusar a la población, no: sencillamente es una peste casi medieval.
¿Qué es lo importante para usted señor lector? ¿Su familia, sus seres cercanos y queridos? ¿Lo importante es salir adelante usted en todos los aspectos. Salvar su empresa y negocios? O tal vez lo importante es algo sencillo y harto complicado: mantenerse vivo. Así de claros. Las estimaciones y muertes proyectadas para México por la pandemia para el próximo año, son de miedo y espanto: el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington (IHME, por sus siglas en inglés) ha dicho: de seguir así las cosas, la ineptitud del gobierno federal en el manejo y control de la pandemia del COVID-19, para el próximo 1 de marzo de 2022 arribaremos a más de 560 mil muertes. Pero usted, lo sabe, la cifra se debe de multiplicar al menos por tres por el sub-registro federal.
Mantenerse vivo señor lector. Ya luego todo llegará por añadidura, como bien lo dice la Biblia. ¿Qué es lo importante? Cada quien en la hora más incierta, negra y cerrada de la noche, debe de hurgar dentro de sí mismo y tomar sus decisiones. Buenas o malas, pero tomar decisiones. Ya no hay tiempo para agua tibia ni paños manchados. Se es o no sé es, lo dijo William Shakespeare. Y le creo. Al citar al divino Shakespeare y como siempre en mi caso, rápido, he llegado a lo importante en mi vida: el arte, los libros, la literatura, la música. Es decir, mi vida misma. No puedo y nunca me he explicado la vida si no es a través de este prisma: ver la vida bajo el palio del arte.
Esquina-bajan
Pero, lo que a mi me funciona no necesariamente le va a funcionar a usted, señor lector. Lo repito, cada quien debe de hurgar en su interior y encontrar su camino. Mejor la frase: tener varias bifurcaciones y caminos listos para andar. ¿Se cierra uno? Pues a andar en otro, pero sin descansar y sin rendirse. Y lo anterior es desgraciadamente lo que no pueden hacer los suicidas que en la región, ya pasan de 100. Yo tengo contabilizados ya 108. ¿Debemos culpar a Dios de ello. Es entonces un Dios justo o injusto. Es bueno o es malo? Las preguntas anteriores me las ha comentado y con justa razón, el hidalgo saltillense y melómano, don Javier Salinas. Pues si don Javier, la suicidio es nostalgia y fe ciega en un mundo mejor; diferente a éste.
Morir por amor. ¿Podemos señalar con índice de fuego a los atiriciados de alma y corazón, los cuales se suicidan por esa enfermedad llamada amor? Me lo recomendó un día el Oficial Mayor del Congreso, el abogado Gerardo Blanco Guerra: “No se enamore maestro, eso es malo y daña la salud”. Le creo. Uno de los últimos suicidios en la región fue el de un joven de 27 años, Enrique Javier Hernández el cual y luego de discutir con su pareja, fue y se colgó en la cocina.
Lo anterior, la constante de suicidios, me ha recordado a Fernando Pessoa. De la mano del poeta asistimos a conocer una Lisboa donde se exalta con amor y orgullo, el patrimonio artístico, histórico y esa raja de soledad y solidaridad de sus habitantes, habituados a una ciudad europea pero fuera de Europa. Lisboa, la insular, aparece en los textos del poeta en voz de uno de sus heterónimos, Álvaro de Campos. Se lee: “ciudad de mi infancia pavorosamente perdida.../ ciudad triste y alegre, otra vez sueño aquí...”
Saltillo en materia de suicidios (la Secretaría de la Morgue Estatal de Roberto Bernal está “pavorosamente perdida”) es literalmente una ciudad para atiriciados. Pero, este es uno de tantos comales ardientes en el fuego que nos quema y hiere. Este jueves, como todos los días, es un día negro. Mientras recorrían fosas clandestinas en la región lagunera integrantes del “Comité de las Naciones Unidas para las Desapariciones Forzadas”, al menos 84 fosas ubicadas, dieron con el narco-cementerio número... 85. Una tragedia colosal. Por lo anterior, la posición gallarda, de pie y del lado de los familiares de los miles de desaparecidos en Coahuila, la visión imbatible del magistrado Luis Efrén Ríos Vega, se agiganta.
Letras minúsculas
Cuenta la historia: tomando los datos de la Biblia, Isaac Newton hizo una predicción: el fin del mundo será en el año 2060. No, el fin del mundo es hoy. Ha llegado la mutación del bicho bautizada como “Ómicron”.