Lo que la Corte no decidió
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Si algo he aprendido en torno al acalorado y siempre apasionante debate en torno al aborto, es que nunca he convencido a nadie que pensara distinto a mí y que nadie me ha convencido a mí de cambiar mi postura. La discusión es por demás añeja y va al centro de nuestra esencia como seres humanos; ¿cuándo empieza la vida y los derechos de las mujeres sobre su cuerpo y sobre la vida en potencia que llevan en el vientre?
En la discusión se cruzan variables de todo tipo: religiosas, sociales, económicas, políticas, culturales y de salud, por mencionar algunas. En nuestra sociedad, no todos pensamos de la misma manera. En este tema los mexicanos estamos divididos prácticamente a la mitad. Dependiendo del estado de la República en que usted radique, la balanza puede inclinarse más a un lado que a otro. Una comparación clásica en este tema es la de Coahuila y la Ciudad de México, la primera es mayoritariamente opuesta a la legalización del aborto; mientras que la capital de la República suele mostrar un apoyo decidido.
Así sea de manera imperfecta, los mexicanos decidimos darnos un sistema republicano, representativo, democrático y federal. No somos un país que se guíe bajo normas de ninguna religión, lo cual no significa que estemos en su contra, de su ejercicio o no ejercicio. La libertad religiosa es un elemento esencial de nuestra libertad, misma que da vida también a nuestra forma de gobierno.
Es entonces, a través de las reglas y mecanismos que nos hemos dado como país, como debemos procesar nuestras diferencias, no hay de otra. A gritos y sombrerazos nadie gana. Los ciudadanos necesitamos certidumbre y claridad en torno a las reglas del juego que nos damos como sociedad, siendo siempre respetuosos de la libertad de unos y otros.
La Suprema Corte de Justicia decidió descriminalizar el aborto de manera “absoluta”. Quitó a los Estados la facultad de legislar en sus respectivas constituciones respecto del inicio de la vida como había hecho Sinaloa y se dijo no satisfecha con el periodo de doce semanas de embarazo como límite para poder abortar sin delinquir. Dijo que los derechos del producto en gestación crecen conforme transcurre el tiempo de gestación, pero que tales derechos no pueden oponerse a los de la mujer. Finalmente, y bajo este razonamiento, en ningún momento se legaliza el aborto. Por lo demás háganse bolas ciudadanos y poderes constituidos de la República y de las entidades federativas.
Es importante señalar que la Corte tomó esta decisión porque ante un Código Penal aprobado por unanimidad en el Congreso del Estado de Coahuila en la era de Rubén Moreira, la PGR de Enrique Peña Nieto, impugnó la inconstitucionalidad de tres artículos relativos al tema del aborto. Los priistas y sus enjuagues.
La PGR pidió a la Corte que definiera la constitucionalidad de un tema que no aparece en la Constitución. Absurdo que se declare inconstitucional lo que no está en la Constitución. Los constituyentes de Querétaro no tocaron el tema. Carranza no lo cabildeó con esos diputados. Peor aún, desde entonces hasta la fecha, nunca ha sido tema constitucional. Los Ministros de la Corte, no electos por el pueblo, asumieron funciones legislativas, invadieron la soberanía de los estados y se sacaron de la manga una interpretación de un tema que está ausente en el espíritu de la Constitución de 1917. Todo ello porque los responsables del tema, diputados y senadores, nunca han querido entrarle al toro.
Como resultado, tenemos un galimatías de grandes proporciones. No se puede criminalizar “absolutamente” a la mujer que decida abortar, lo que significa que habrá ocasiones en que sí pueda hacerse. ¿Cuáles?, vaya usted a saber. Que la vida no empieza en la semana 12. ¿Cuándo?, vaya usted a saber. Cabe recordar que se trataba del Código Penal y su ejecución era prácticamente imperfecta. Sería raro y excepcional encontrar a una mujer detenida por aborto. Pero no deja de ser preocupante que la aplicación de estas disposiciones dependan de un sistema de justicia penal que no sirve para nada.
Lo que la Corte no decidió en torno al aborto es enorme. ¿Qué pasará con la objeción de conciencia de los médicos? ¿Qué pasará con la mujer que no tiene recursos económicos para siquiera llegar a un hospital, para proceder o para interrumpir el embarazo? ¿Cómo habrá de procesarse el embarazo de las menores de edad y que rol juegan los padres de familia en una decisión al respecto? ¿Cuándo empieza la vida? A decir de la corte, está por definirse, así de absurdo. ¿Con qué dinero van a atender una u otra decisión y que requisitos van a pedirles en caso de que decidan interrumpir su embarazo? No tienen para medicinas y andan fijando posturas que les implicaría más carga económica. ¿Acaso el padre tiene derecho a opinar si fue un embarazo planeado y buscado?
El detalle está en los detalles y la Corte hizo mucho ruido en este tema específico pero dejó muchísimas nueces por definir. La batalla apenas comienza y será muy larga.
@chuyramirezr