Lo que se gasta en servicios aéreos y renta de aeronaves debe ser información pública
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Hace unos días se difundió el listado de vuelos de avión que la empresa Altos Hornos de México (AHMSA) erogó por gastos de viajes, entre los que destacaba el exgobernador de Coahuila y actual diputado federal Rubén Moreira.
Bajo contrato con el Gobierno Estatal, el exgobernador adquirió los servicios de Antair para sus necesidades de transporte por 31.5 millones de pesos.
No es un secreto que el exgobernador erogaba muchos recursos en servicios aéreos. En 2015 y hasta junio de 2016, por ejemplo, gastó 59.2 millones de pesos en arrendamiento aéreo y contrató empresas como Aereo Ge S.A de C.V, AEROHARP S.A de C.V, Jet Combustibles S.A de C.V y hasta Servicios Rajet S.A de C.V., del piloto y empresario Luis Alfredo Rayet Díaz, vinculado en testimonios judiciales del extesorero de Coahuila Javier Villarreal y Luis Alfredo Castillo en Estados Unidos.
Pero estos gastos estaban disponibles en su momento en la relación de egresos por adjudicaciones directas del Gobierno del
Estado en la plataforma de transparencia. Lo que no sucede
actualmente.
El gasto en vuelos y renta de taxi aéreo suele ser común en los gobiernos. No es sencillo trasladarse para un gobernador o un secretario de seguridad, por ejemplo, del municipio de Viesca en La Laguna, al municipio de Acuña en la frontera. El problema es cuando ese gasto se vuelve arbitrario y se abusa del recurso.
Por ese motivo, hace algunos meses solicité a la Secretaría de Finanzas (Sefin) conocer el gasto en la contratación de renta de servicios aéreos o renta de aeronaves por parte del gobernador Miguel Riquelme. Se solicitó, también, ante la observación que los datos de erogación en ese rubro no estaban disponibles en la relación de egresos por adjudicaciones directas, como sí lo estaban en la administración estatal anterior.
Increíblemente la respuesta de la Sefin fue que reservó la información argumentando que dar la misma ¡pondría en riesgo la vida y la seguridad!
La reserva corrió a cargo del subsecretario de Egresos, Xavier Herrera Arroyo, el 10 de enero de 2019 y se cita el artículo 60 de la Ley de Acceso a la Información Pública para el Estado de Coahuila y el 113 de la ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública, donde se establece básicamente que se podrá clasificar la información como reservada cuando la misma: ponga en riesgo la vida, la seguridad o la salud de cualquier persona; la que pueda comprometer la materia de seguridad pública del Estado y sus Municipios; aquella cuya divulgación pueda causar un serio perjuicio a las actividades de prevención o persecución de los delitos.
¿De qué forma informar
sobre un gasto pone en peligro
la seguridad?
La información, que en su caso se divulgaría, comprendería el egreso de algo ya ocurrido, por lo que es imposible poner en riesgo
el pasado.
AL TIRO
Hay que recordar que la reserva de información es una excepción y no una regla. Las reservas por motivos de seguridad son comunes en corporaciones policíacas o dependencias vinculadas a temas de seguridad, pero brinca la sospecha porque se trata de una secretaría de finanzas.
A nadie se pone en riesgo por informar que el año pasado el gobierno del Estado gastó equis millones de pesos en transportar al gobernador vía aérea. De qué forma se compromete la seguridad por informar que el gobierno erogó equis recurso en servicios aéreos ya contratados y pagados. Mucho menos la persecución de delitos se ve afectada.
Se procedió con un recurso de revisión ante la negativa y reserva de la Sefin a entregar la información, pero el Instituto Coahuilenses de Acceso a la Información (ICAI) tomó el recurso como si se reclamara la falta de entrega de información. Al final, lo único que hizo la Sefin fue entregar nuevamente la reserva de la información. El ICAI, como suele suceder, sirvió de poco.
Es necesario dimensionar el interés público, y sin duda, siempre, siempre el gasto ejercido por un gobierno será de interés público. No queremos que mañana salga información del gasto arbitrario en servicios aéreos. ¿Qué se oculta?