Mirador 11/02/22
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Llegó de buenas a primeras y me dijo:
-Soy el mejor color.
Era el rojo, y al decirme eso enrojeció de orgullo.
No gusto de entablar polémicas, pero no pude menos que decirle que el color rojo es ciertamente el mejor color, pero únicamente en las cosas que son rojas, por ejemplo el rojo de las banderas. En las cosas que son azules –el cielo, verbi gratia- el azul es el mejor color; en las verdes es el verde, y así sucesivamente.
Noté cierto disgusto en el rojo, pero al menos no se puso rojo de coraje. Pareció aceptar mi observación, y se retiró muy digno.
No sentí pena. Pienso que tuve razón al decirle que el rojo es el mejor color en las cosas que son rojas; el azul en las cosas que son azules; el verde en las verdes, y así sucesivamente.
Para decirlo de otra manera: cada quién da color en su color.
¡Hasta mañana!...