Miscelánea (6)
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Gracias por leerme. Atentos e inteligentes lectores como usted, el cual hace favor de leer estas letras, se han acercado con su servidor para comentar la ya larga saga de textos donde estamos asediando y tratarnos de explicarnos y entender claro, la raíz del mal, el ADN de maldad y sadismo el cual nos nutre en este México ya perdido por las políticas erráticas de Andrés Manuel López Obrador.
La maldad forma parte de nuestra vida cotidiana y la violencia se ha normalizado. Para desgracia de todos, a nadie asusta. Ha dejado de ser noticia. La violencia se ha posesionado de nuestras vidas y en nuestras ciudades. Hay un poeta francés, es más conocido como novelista, como narrador, es un tipo tremendo que provoca polémicas no sólo en Europa, sino en todo el mundo.
Es totalmente un escritor políticamente incorrecto. Es Michel Houellebecq, del cual le estoy preparando para “Café Montaigne” de nuestra cita sabatina de buen café y letras, un tríptico del autor y su obra. Aunque he leído un par de novelas de él, he encontrado su tomo de toda su “Poesía” escrita hasta el momento. La reunió editorial Anagrama en España. Encontré el volumen en una librería en Monterrey y no resistí las ganas de comprarlo, aunque costó una pequeña fortuna.
Y como siempre, lo dice un poeta, no lo dice un politólogo, no lo dice un sicólogo o un sociólogo, no; la verdad la traen en su palabra los escritores, los poetas. Leamos a Michel Houellebecq (1958):
Es nuestra vida, es nuestra muerte
Lo que se dibuja en las redes
La ciudad alimenta a sus verdugos
Y el asco anega nuestros cuerpos.
¡Caramba con esta poesía ruda, rasposa, la cual lastima como lija en la piel y en el esqueleto! Sin duda: la ciudad alimenta a sus verdugos y en México, la sevicia ha adquirido tan grado de residencia y ferocidad, que todo el país es un inmenso panteón de fosas clandestinas. Y nada, nada va a cambiar.
Punto uno: Siempre hay que leer a Octavio Paz. ¿No leer a Paz? Pues hay que leer a sabios, filósofos y poetas los cuales nos clarifican la vida toda y de un solo plumazo. Escribe nuestro Nobel de Literatura el cual tanta falta hace en este abnegado país: “la imaginación es la facultad que descubre las relaciones ocultas entre las cosas”. Relaciones ocultas. Sí, eso no cuantificado mi medido ni se puede medir por científico alguno.
Punto dos: Lo anterior viene a mi escasa materia gris para contextualizar la recurrencia (no es azar, es destino; ojo) de los sismos, el movimiento telúrico que volvió a sacudir a la ciudad de México con cierta fiereza, pero también los terribles estragos que causó en toda esa zona mexicana (Michoacán, Colima, Jalisco...). Tres sismos históricos en la misma fecha. ¿Azar, sólo coincidencia o destino manifiesto? Creo lo segundo. Así de sencillo.
Esquina-bajan
Punto tres: Los sismos o terremotos brutales de 1985, 2017 y 2022 poco o nada han enseñado a nuestros hermanos defeños. Ahora, amamantados en la ignorancia por Andrés Manuel López Obrador y su hija predilecta, Claudia Sheinbaum. Se siguen construyendo edificios y residencias en terrenos de alta probabilidad de desastre, no cumplen con las especificaciones o normas correspondientes, la precariedad y pobreza de los mexicanos los obliga a correr todos los riesgos...
Punto cuatro: ¿Azar, destino o mensaje de ese llamado Dios? Luis Gonzali, matemático del ITAM, señaló que la probabilidad de que un sismo ocurra el mismo día cada año es baja, tan baja como lo siguiente: 0.00000024 por ciento. Es decir, casi imposible... pero ha sucedido. ¿Y entonces?
Punto cinco: Sin duda, ese llamado Dios y el maestro de Cafarnaúm, Jesucristo a más de 2 mil años de distancia, comunican algo, tratan de hacerlo y al realizarlo, depende de nosotros, tristes humanos, medio entender dicho mensaje que se manifiesta a través de la naturaleza, la historia, el clima. Entonces vemos que la Biblia no es letra muerta, sino palabra viva. Letra viva y guía para el pueblo de ayer y para nosotros hoy.
Punto seis: Habla el oráculo. Las siguientes palabras son del analista Raymundo Mendoza: “Nuevo León, de la ‘Nena’ Delgado al circo digital y poco pan. La telenovela postmoderna y la insoportable levedad del regio...” le creo al analista y melómano.
Punto siete: leamos de nuevo el mínimo fragmento de Octavio Paz: “la imaginación es la facultad que descubre las relaciones ocultas entre las cosas.” Y ahora agreguemos un ingrediente más, igual es del sabio mexicano: “(el científico) reduce los individuos a series, los cambios a tendencias y las tendencias a leyes”. Pero en este caso las leyes no obedecen ciencia alguna. Habría que escudriñar a santos, filósofos y poetas... En su poema eterno, “Hojas de hierba”, cuenta Walt Whitman que un niño al mostrarle un puñado de hierba le preguntó “¿Qué es esto?”.
Letras minúsculas
El poeta dijo: “Tal vez es el pañuelo de Dios”. Los sismos no son azar, es destino. Y Dios intenta hablarles a los amodorrados defeños, apendejados por AMLO.
