Oposición hueca y sin propuesta (II)
COMPARTIR
A raíz de la última columna en este espacio, recibí comentarios y preguntas acerca de qué es lo que se debe hacer o cómo salirnos de la espiral de gobiernos y oposiciones que no son capaces de enderezar el rumbo del País. La respuesta es difícil y el proceso para ajustar el rumbo tiene que ser largo y probablemente doloroso. De cualquier forma, me atrevo a agregar algunas ideas al tema de la semana pasada.
Primero que nada, para salir de esa espiral de malos gobiernos con peores resultados, los ciudadanos debemos exigirle, a quien quiera que pretenda ganar nuestro voto y ostentar el poder, ya sea de los de antes o los de ahora, que sea capaz de hacer una autocrítica profunda y seria, de voltear a ver los últimos tres años, pero también los últimos 40, y reconozca que los resultados no ameritan darle una segunda (tercera o “n”) oportunidad para regresar al poder, si lo que piensan es hacer lo mismo que hicieron antes. Ya probamos su receta y no nos gusta. Como ciudadanos debemos despertar de este engaño de que hay sólo de dos sopas (ambas rancias, frías e indigestas), los de hoy y los de antes, los malos y los peores, cuando lo que debemos hacer es tirar casi por completo la receta a la basura y empezar con una hoja en blanco que permita replantearnos cómo es que llegamos a donde estamos hoy; con una colección de tratados comerciales que sentenciaron a grandes segmentos de la planta productiva nacional a competir con una mano adelante y otra atrás a nivel global y doméstico; con pobreza rampante por bajo crecimiento económico; con un déficit de infraestructura enorme, carreteras, hospitales, puertos y aeropuertos saturados; con políticas económicas que, antes y hoy, nos limitan automáticamente a crecer no más del 2 por ciento anual, sabiendo que ese 2 por ciento no alcanza para salir del pozo cavado las últimas cuatro décadas; con instituciones que los ciudadanos “defienden” como zombis porque les han hecho creer, con campañas mañosas, que alguien los amenaza; cuando lo que debemos hacer como ciudadanos es ver si esas instituciones realmente están haciendo lo que deberían hacer por nosotros los ciudadanos. Por ejemplo:
Un INE que es una entidad hecha por y a la orden de los partidos, quienes no dejan a los ciudadanos como tú o como yo poder competir justamente en elecciones; empecemos por ahí, por no darle un cheque en blanco a quienes cómodamente administran y ejecutan a nombre de los partidos las leyes electorales que prohíben a los ciudadanos apuntarse con facilidad para competir contra los de siempre. La Comisión Federal de Competencia, una entidad que no ha querido, sabido, podido atacar las prácticas monopólicas que han estado vigentes por varias décadas. Un IMSS y un sistema de salud que arrastra carencias de infraestructura, de recursos materiales, de doctores, de enfermeras y que ante emergencias, como la del COVID-19, nos hacen ver su triste estado y realidad. Un Banxico muy autónomo, que en realidad es sólo un gran depósito de mexicanos bien estudiados y brillantes, pero que están subutilizados, escondidos detrás del ya tristemente famoso mandato único, más sagrado que la biblia. Una Comisión Nacional Bancaria y de Valores o una Comisión de Seguros y Fianzas que consistentemente parecen operar a favor de los bancos o aseguradoras, cuando deberían ser entidades que los pongan en línea y que promuevan mayor competencia en esos sectores para beneficio de la población. Un Pemex o una CFE saqueados hasta el cansancio y dejados bajo el control de sindicatos en manos de líderes que se alinean con quien esté en el poder. Un sector educativo en manos de sindicatos de maestros que no han dado muestras de querer cambiar el statu quo y aquejado por una criminal falta de recursos. Políticas económicas que estancan al País, que favorecen a los cuates, que afectan a las PYMES, que generan más pobres y abren la puerta a actividades ilegales. Partidos políticos que cada vez que han podido nos han quedado a deber, en sentido figurado y también por todo lo que han robado. En general, un sistema político que es un carrusel de y para los cuates de siempre.
Es urgente quitarnos la venda de los ojos y estar dispuestos a voltear la página. Pero con nuestra actitud parecemos dar permiso y estar complacidos de que el ciclo se repita. Increíblemente, muchos quieren que regresen los de antes para que hagan lo que siempre han hecho y acabemos, de nuevo, en manos de otro mesías o líder populista. Un ciclo que no terminará si la ciudadanía no reconoce que los mismos de siempre, haciendo lo mismo de siempre, tendrán los mismos resultados de siempre... y esos resultados, los de los últimos tres años y de los últimos 40, no alcanzarán para gran cosa, ni siquiera para quitarle presión a la olla.
@josedenigris
josedenigris@yahoo.com