Para o con la Ciudadanía: el reto de los gobiernos entrantes
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A lo largo de este mes, hasta que termine este año, estamos viendo en el ancho y largo de país la entrada de los nuevos gobernadores y alcaldes que elegimos este verano. Más de uno pensará que no tiene importancia, que será más de lo mismo. Yo creo que sí puede ser diferente.
A estas alturas, para nadie es un secreto ya que la forma de hacer política ya cambió. Y los titulares del Ejecutivo, tanto a nivel local como federal, entendidos desde alcaldes, gobernadores y el mismo Presidente, han ido cambiando mucho las historias que nos cuentan en sus discursos o cuando salen a medios de comunicación.
Siempre, y ahora con más énfasis, se ha hablado de que los gobernantes trabajan para la ciudadanía, que son nuestros empleados. Eso tiene algo de verdad. Nuestro sistema político, desde la época de la Revolución Francesa (1789), está basado en un pacto social entre gobernantes y gobernados. Sin embargo, las relaciones sociales, políticas y económicas no son las mismas que las de esa época, ni el cómo interactuamos, el cómo vivimos.
En ese orden de ideas, hay una línea muy delgada, pero muy importante, cuando hablamos de que los gobiernos son para la ciudadanía o con la ciudadanía.
Un gran ejemplo es lo que pasó en Guatemala, cuando eligieron al comediante Jimmy Morales, quien saltó de la televisión y el espectáculo a la silla presidencial, con el fuerte discurso de acabar con la corrupción y ser empleado del pueblo.
Pero nada como ahora, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, conocido por su movimiento en redes sociales, quien en los últimos días se llama a sí mismo dictador en su descripción de Twitter, mientras habla de bitcoin y libertades en todos los sentidos.
Las realidades sociales, políticas y económicas nos piden re-pensar estos modelos y agregar herramientas de participación ciudadana que abonen en la construcción de las ciudades y los países que todas y todos queremos, pero más importante aún, lo que necesitamos. Hay diferentes ejemplos como los presupuestos participativos en Porto Alegre (Brasil) que se han replicado con éxito en México en San Pedro, principalmente, pasando por excelentes prácticas en Nueva York y Montreal. Estos conceptos de gobernanza, gobierno abierto y mecanismos de co-gobierno no son otra cosa que herramientas para gobernar con la ciudadanía, no por la ciudadanía. Nadie entiende mejor los problemas que quien los vive.
Lo que quiero decir con esto es que los problemas que enfrentamos hoy requieren muchos y muy buenos Ciudadan@s de Tiempo Completo que permitan enfrentarlos. Para muestra un botón, el tema de la reconstrucción y acondicionamiento de escuelas públicas tras la pandemia, ni todo el presupuesto destinado a educación a nivel federal, alcanza.
Para que todo esto pase, hace falta que se invierta bien y en serio en educación cívica desde la primera infancia hasta educación superior. Debe entenderse que crear mecanismos de participación por sí solos no soluciona los problemas, sino se tienen ciudadanos y ciudadanas con cierto conocimiento e interés de cómo funciona nuestro sistema y cómo nos beneficia. No olvidemos todo el antecedente histórico que tenemos en México (y en toda América Latina) de esperar a estos Mesías gobernantes que llegarán y de un día para otro solucionan todo lo que está mal. Sobre esta premisa está basada nuestra cultura política y educación cívica. El trabajo es inmenso, pero hoy más que nunca se vuelve urgente poner en la mesa de la agenda pública la educación para la ciudadanía.
Por eso y muchas otras cosas más, más #Ciudadanitos, por favor.
Alcaldes y gobernadores electos, tienen una oportunidad histórica de enseñarle a todos sus antecesores y gobiernos actuales en cómo sí se puede hacer política de una manera diferente. ¿Asumen el reto?