‘Partículas de ensueño’
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Lo que custodia todas las posibilidades para hacer
de los ‘imposibles’ fecundas realidades
“Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanoso de perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte misterioso de un Ideal. Es ascua sagrada, capaz de templarte para grandes acciones. Custódiala; si la dejas apagar no se reenciende jamás”; ciertísimas son estas palabras de José Ingenieros: es la fuerza del Ideal, son esas “partículas de ensueño” las que custodian todas las posibilidades para hacer de los “imposibles” fecundas realidades.
Parafraseando a Ingenieros: gracias a esos Ideales el espíritu humano se enciende para ir en búsqueda de alguna perfección.
Los indomesticables, los espíritus rebeldes, se caracterizan por ser afanosos buscadores de excelsos Ideales.
UNA HISTORIA
El dramaturgo francés, Paul Claudel, afirmó: “la juventud no fue hecha para el placer, sino para el heroísmo”, y vaya que existen infinidad de testimonios de jóvenes que hacen honor a estas palabras, muchachos repletos de Ideales que luchan heroicamente para convertirlos en realidades:
El 8 de agosto de 2008, se celebró la espectacular apertura de los Juegos Olímpicos de China, abanderando el contingente norteamericano se encontraba López Lomong, que apenas un año antes había conseguido la nacionalidad estadounidense.
López era un joven desconocido, pocos sabían de sus antecedentes deportivos y, tal vez, poquísimas personas conocían su historia de sobrevivencia, superación y heroísmo.
Desde niño padeció lo inimaginable, lo que un pequeño jamás debiera experimentar: el abandono, la hambruna, la pobreza y los estragos de una guerra que secuestra a los niños para convertirlos en “soldados”.
López vivía una infancia feliz en el seno de una familia católica en el sur de Sudán, país inundado por la pobreza y la guerra; pero un día de 1991, cuando apenas tenía 6 años de edad, fue secuestrado por soldados rebeldes junto con otros 100 niños, para formar parte de los 20 mil pequeños llamados “Niños Perdidos de Sudán”.
En sus palabras: “Estábamos en la iglesia y las tropas rebeldes comenzaron a bombardear el edificio, nos dijeron que nos tumbásemos todos en el suelo y se llevaron a todos los niños. Nos llevaron a un campo de prisión”.
Fue testigo de la matanza de sus amigos por haber comido maíz con arena: “vi cómo caían unos detrás de otros, murieron muchos de mis hermanos y hermanas” (...) “Vi a los niños que morían todos los días y yo decía, está bien, quizás la próxima vez vaya a ser yo” (...) “eso básicamente cambió mi vida y desde ese momento ya no tuve seis años... Me convertí en un adulto”.
CORRER...
Cuenta López: “Cuando llegué, oí que un niño, al que conocía, me preguntaba dónde estaba mi hermano. Allí me di cuenta de que tenía que tener uno o dos amigos en los que confiar para sobrevivir”. Y fue, precisamente, con esos amigos con quienes una noche huyó hasta llegar a la frontera con Kenia para establecerse en el campo de refugiados “Kakuma”, donde permaneció 10 años.
En este campamento, para engañar al hambre, López corría todos los días 13 kilómetros. Jamás imaginó que el gusto por correr le cambiaría la vida.
Fue entonces, cuando tenía 15 años, que vio en la televisión al norteamericano Michael Johnson ganar la medalla de oro de los 400 metros en Sídney, Australia. La imagen de Johnson recibiendo con lágrimas la medalla de oro le impresionó muchísimo, a tal grado que inocentemente preguntó “¿Se puede llorar después de ganar?”. En ese momento nació en él un Ideal: participar en las olimpiadas.
El joven, que asistía habitualmente a los servicios religiosas de la Misión católica, escribió un ensayo contando lo que haría si lo dejaran vivir en los Estados Unidos, pues las redes misioneras católicas trabajaban para que fuera aceptado en ese país. El milagro arribó: al cumplir 16 años fue invitado a Tully N.Y., por Robert y Bárbara Rodgers matrimonio que lo acogería como su hijo.
López fue admitido en Northern Arizona University, convirtiéndose en campeón universitario indoor de 3 mil metros y de mil 500 metros al aire libre. A fuerza de trabajo, esfuerzo y voluntad cumplió su Ideal: calificó para los Juegos de Pekín 2008 y fue campeón Olímpico. (https:// www.youtube.com/ watch?v=bEmp7sx5qlo&ab_channel=CBN-TheChristianBroadcastingNetwork)
SIN TREGUA
Sin olvidar sus orígenes López se ha convertido en un referente mundial en la lucha por los derechos de los más desprotegidos, especialmente por los niños-soldados: “Quiero ser el que cuenta la historia de las personas que nunca han tenido una voz antes, porque hay una gran cantidad de niños ahora que todavía están pasando por lo que yo pasé. Ellos todavía están siendo secuestrados. Ellos todavía están pasando hambre durante días, no tienen familias”.
“Tenemos que ser capaces de decirle al mundo estas atrocidades para poder detenerlas; vamos a educar a los niños en lugar de darles AK-47 para ir a luchar. Dejemos que los niños vayan a jugar y hacer lo que tienen que hacer para ser capaces de ver su futuro”.
Haciendo gala del refrán sudanés que reza “en África decimos que cuando los elefantes luchan la hierba sufre; nosotros somos la hierba que sigue machacada”, López viaja por el mundo despertando conciencias sobre la terrible realidad de la guerra y de los miles de niños inocentes que suelen ser las víctimas olvidadas de estos conflictos.
LECTURA OBLIGADA
López escribió su autobiografía en el libro “Correr para vivir” en el cual destaca que, a pesar de tener todo en contra, se puede alcanzar los sueños más sublimes. También narra la odisea de pasar de ser un niño soldado, en un pobre país africano, a coronarse como un atleta olímpico de primer nivel.
UN FARO
El origen de su fortaleza se fundamenta en su inquebrantable fe católica: “Dios ha estado conmigo incluso en las experiencias más traumática de mi vida, guiándome para que me convirtiera en la mejor persona que pudiera ser. Él todavía me guía para que aspire a más y ayude a la gente de mi país que no pudo conseguir las mismas oportunidades que yo”.
López, desde su temprana juventud, representa a uno de esos muchachos que saben que todo compromiso implica lucha, de esas personas que siempre han simbolizado el contrapeso de los otros jóvenes que se han rendido ante la vida, de esos que suelen caminar por los pasillos de la apatía, de las excusas, del vacío del sinsentido; representa la contraparte de los que, deliberadamente, se hacen rehenes de la “más grande de las conspiraciones del mundo que es precisamente la que empuja a los jóvenes hacia la vulgaridad y la desesperanza”.
López personifica la superación y vive su religión sin ambages; por ello, representa para la juventud un excelente testimonio de valentía y un heroísmo llevado a sus últimas consecuencias.
Su vida demuestra que, en la mayor oscuridad, Dios actúa como un luminoso faro de luz ofreciendo esperanza y fortaleza para salir adelante.
Indudablemente, López es ejemplo de valor y tenacidad para alcanzar Ideales.
Su testimonio también enseña a la juventud lo que Descalzo les proclamó: “nunca busquen fuera de sí mismos las razones de sus fracasos, tengan al menos el valor de descubrir en el espejo que ustedes mismos son sus mayores enemigos. O sus mayores amigos, si, en lugar de buscar coartadas, se deciden a tomar su vida con las dos manos y a construirla durante años cada mañana y cada tarde”.
ORÍGENES...
El fracaso puede originarse cuando renunciamos a las convicciones personales y damos la espalda a los más excelsos Ideales; cuando buscamos el tener abandonando al ser; cuando cedemos a modelos y estilos de vida impuestos por “otros”; cuando dejamos de creer en nosotros mismos; cuando abandonamos la confianza, la humildad e infravaloramos la fuerza de la persistencia; cuando deliberadamente nos alejamos de nuestra alma dando cabida a la desesperanza. Cuando optamos por la mediocridad.
En fin, cuando ciegos, desperados y hambrientos, lloriqueamos, ignorando los dones y talentos que Dios mismo nos ha reglado para perfeccionarlos y potenciarlos.
En fin, el fracaso puede originarse cuando se obvian esas “partículas de ensueño”, esos Ideales que contienen la insospechada fuerza para crear y consumar fecundas realidades, tal como lo hizo López Lomong.
Programa Emprendedor
Tec. De Monterrey Campus Saltillo