Plata para México

El 8 de diciembre mi hija se convirtió en subcampeona mundial de tochito en Israel. Oh, ¡no! Un momento. Un equipo entero ganó medalla de plata para México. ¡Momento de nuevo! Fueron dos equipos, uno femenil y uno varonil, más sus entrenadores, más...bueno, no sé cuántas personas e instituciones participaron para que este resultado se diera. Sé que los jugadores y sus familias pusieron todo de su parte y sé que hemos llorado de gusto y orgullo durante los días de la contienda al ver a nuestros hijos y hermanos jugar y ganar, al escucharlos cantar “Cielito Lindo” antes de cada partido y ondear la bandera de México.

Ah, por cierto, no soy mexicana. Pero mi hija sí, y su equipo sí, y mi hogar es México. Confieso que se sintió raro ver los dos juegos finales (México vs. USA) y saber que mi hija es ciudadana de los dos países, y que yo...bueno es obvio que soy “del otro lado”. A pesar de eso, la bandera de mi equipo de vida tiene un águila en su centro.

Desde el principio de la pandemia observé a las comunidades adquirir una nueva conciencia de colaboración y adaptación. Israel abrió sus fronteras (cerradas por Covid) a las contingencias que jugaron del 6 al 8 de diciembre. Recibieron a los atletas con precauciones y calidez. Cronistas y comentaristas nos brindaron información constante. Escuchamos narrar las jugadas y las anotaciones (y los errores) de nuestros jugadores y aquí hicimos comunidad virtual con comentarios, publicaciones, porras, y lágrimas.

Ya terminó el torneo. Nos quedará el sabor de un verdadero trabajo en equipo durante algún tiempo aún.