PODER Y TIRANÍA
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Romano Guardini, reconocido teólogo alemán, decía que el hombre tiene mucho poder, pero no tiene ningún poder sobre su poder. Con ello quería decir que una vez que el hombre prueba las mieles del poder, nada ni nadie podrá detenerlo, ni siquiera él mismo.
Puede el hombre crear armas de destrucción masiva y al apretar un solo botón puede acabar con el planeta Tierra. Con la pandemia del COVID-19, vimos cómo un país creó un virus que se propagó a nivel mundial y ha provocado grandes crisis económicas, cientos de miles de muertes y desolación en millones de hogares.
El que tiene un gran poder no debe usarlo a la ligera. Los actos del poderoso suelen provocar un gran daño para terceras personas, pues quien tiene el poder normalmente busca su propio beneficio.
Pocos presidentes han tenido más poder que Andrés Manuel López Obrador. Desde que llegó al cargo, estableció como único objetivo el convertirse en un transformador del país de la talla de Benito Juárez, Francisco I. Madero o Lázaro Cárdenas. Pero se ha equivocado en sus métodos, pues eliminó cualquier figura influyente dentro de su gobierno. Todas las decisiones deben ser tomadas por él. No conoce eso de delegar funciones, no admite consejos ni mucho menos críticas. Su voz es la voz de la verdad, no importa que la realidad diga lo contrario. Para estas situaciones siempre cuenta con otros datos.
Para acumular un gran poder actuó como gran relojero. Primero canceló las obras del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México en Texcoco con el pretexto de terminar con la corrupción que nunca pudo demostrar y que su propio secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, declaró que no fue por corrupción que se suspendieron las obras.
Refugiado en su retórica de atacar la corrupción, retiró el subsidio del Estado a las guarderías públicas, y prefirió dar ese dinero a las abuelas para que cuidaran ellas a sus nietos. Con ello, instrumentó una serie de apoyos en efectivo para adultos mayores, madres solteras y para quienes no estudian ni trabajan. Esas dádivas del Presidente han provocado un gran daño económico a México, pues lejos de invertirse en el sector productivo o en obras públicas, AMLO se preocupa sólo por invertir el dinero de tal manera que alcance mayor poder.
También canceló los distintos fideicomisos, pues eran manejados corruptamente, aunque, como en todos los casos anteriores, no se han demostrado los manejos corruptos.
Ha eliminado contrapesos y busca terminar con el mayor obstáculo para sus aspiraciones: el INE.
Los poderes Legislativo y Judicial están supeditados al Poder Ejecutivo. Lo alarmante es que cuanto más grande es el poder, más peligroso es quien lo ejerce, pues un gran poder puede pervertirse en tiranía y ya estamos viendo muestras peligrosas de un tirano que quiere controlarlo todo, incluso aquellos factores que poco tienen que ver con el gobierno.
Pretender eliminar la deducibilidad de impuestos en las donaciones de las empresas a organismos de beneficencia, es un acto cruel y que deja en el desamparo a quienes reciben la ayuda de instituciones como la Cruz Roja, el Banco de Alimentos o el Teletón.
Sin embargo, una de las muestras de poder más grandes por parte del tirano, es con la contrarreforma eléctrica. Al plantear la expropiación de empresas extranjeras que producen energías limpias por medio de fuentes eólicas y solares, no sólo viola lo dispuesto en el TLCAN, sino que además espantaría a las nuevas inversiones en México, por la escasa formalidad comercial.
La postura del Gobernador Miguel Ángel Riquelme ha sido muy valiente, pues ha pedido públicamente a los diputados coahuilenses que voten en contra de dicha iniciativa que pretende regresar a México a los años sesenta del pasado siglo.
Ante esta situación, deben ser igualmente valientes tanto Alito como Rubén Moreira, principales figuras del PRI. Y por mayores que sean las amenazas del tirano de juzgarlos si no apoyan su reforma, deben tomar en cuenta que antes que ellos mismos, está el futuro de México y el bienestar de quienes aquí vivimos.
Antes escuchábamos que López Obrador era un peligro para México. Tristemente ahora lo confirmamos, al buscar llevar a cabo sus proyectos desde una óptica socialistoide en que se toma muy poco en cuenta a los mexicanos.
aquientrenosvanguardia
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