Desatención e indolencia
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La muerte de siete mineros sucedió en circunstancias por demás dolorosas y reprobables, en la mina Micarán de Múzquiz, en condiciones lamentables y penosas. El rescate ha sido largo y difícil, ya son 8 días desde que ocurrió la tragedia de siete trabajadores atrapados y apenas ayer rescataron al último de ellos.
La organización Familia Pasta de Conchos ha denunciado a las autoridades la falta de seguridad con la que funcionan la generalidad de las minas sin que haya respuestas que se encaminen a imponer medidas de seguridad para los trabajadores mineros. Se estima que hay al menos 290 “pocitos artesanales” en activo, ahí se trabaja como en los tiempos de la colonia española, el desorden impera en el trabajo de los mineros, los que se juegan la vida trabajando en condiciones deplorables.
El empresario sabinense, Gerardo Nájera, dedicado a la explotación de carbón mineral, es el propietario de la mina colapsada. La carbonífera es una región en la que la muerte no se detiene, después de la tragedia de la mina de Pasta de Conchos en la que quedaron sepultados 65 mineros, han fallecido decenas de trabajadores en los pocitos. Son las mismas causas, condiciones de inseguridad que no son atendidas ni por los empresarios ni por las autoridades correspondientes, en la carbonífera no hay derechos humanos laborales y menos aún reparación de daños.
Hace dos días, el Gobierno de Coahuila admitió que por equivocación entregó el cuerpo de la quinta víctima rescatada de la mina siniestrada de Micarán a una familia con la que no existía a ningún vínculo. En un comunicado explicó que el error se debió a que al ser rescatado el cadáver del minero fue identificado como Juan Carlos “N” los presuntos familiares no lo reconocieron, no obstante, fue después de la realización de pruebas que su familia lo reconoció como Damián Ernesto “N”.
Desde hace un año la revista Proceso denunció las condiciones peligrosas y rudimentarias en las que operaba la mina Micarán de Múzquiz, sin las mínimas normas de seguridad, mas nadie escuchó las denuncias, las que han sido presentadas repetidamente por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro y representantes de la Familia Pasta de Conchos.
El rescate ha estado a cargo de las cuadrillas de rescate de AHMSA, las que tienen un alto grado de experiencia y profesionalismo y que cuando son llamados acuden siempre y hacen la valoración y los rescates, en este caso en un lodo tan tremendamente viscoso y espeso el que trasladan en carretillas, de manera que significa un trabajo brutalmente agotador y penoso, además, es trabajo voluntario, sin pago económico alguno, a 40 grados de temperatura, mientras las familias esperan para recibir los cuerpos de sus deudos, es imposible imaginar el dolor de estas familias.
Desgraciadamente, fueron localizados sin vida los cuerpos de los siete mineros, ayer el último. El desastre se debió a que las paredes de un tajo anegado por las lluvias se derrumbó y el agua cubrió la zona en donde se encontraban nueve trabajadores, de los cuales sólo dos de ellos lograron salir.
La pregunta es: ¿Cuándo el Sindicato Minero y las autoridades laborales se decidirán a modificar esta zona de muerte para los mineros, de los que la mayoría son jóvenes que entran a las minas sin saber si podrán salir?, ¿cuándo?
