Detrás de la soledad
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Es cierto, hoy todo es cambiante y con breves fechas de caducidad, en comparación con las estructuras fijas del pasado
A mi hijo Jorge: ¡Felicidades!
El escritor Slawomir Mrozek observa: “No hay límites para nuestras ambiciones y tentaciones, y en consecuencia para que crezca nuestro ego es preciso eliminar toda restricción (…) Se me dijo: “Invéntate, concibe tu propia vida, acomódala como te plazca, no solo minuto a minuto sino también desde el comienzo hasta el final”; el problema reside que esta invención no necesariamente responde a la reflexión de Fromm: “Has nacido para vivir sólo un breve lapso ¿quién eres y qué es precisamente lo que deseas? (…) Cuando nos entregamos a la abundancia que produce en última instancia pobreza y mezquindad, requerimos nuestra riqueza innata, que puja para desarrollarse. De la diferencia entre abundancia mala y buena depende nada más y nada menos el futuro del ser humano”.
Vida líquida
Por su parte, el sociólogo Zygmunt Bauman habla de la “vida líquida” para referirse a la actual sociedad que sustentada en un voraz individualismo que ha convertido a la existencia humana en algo temporal e inestable que carece de aspectos sólidos. Individualismo que mide el tiempo utilitariamente, en términos de producción y conveniencia económica. Acostumbrado relativizar.
Es cierto, hoy todo es cambiante y con breves fechas de caducidad, en comparación con las estructuras fijas del pasado. Ante esto, diría Sabato: “¿puede haber sacrificio cuando la vida ha perdido el sentido para el hombre, o sólo lo halla en la comodidad individual, en la realización del éxito personal?”
Continuando con Bauman, vivir “líquidamente”, en donde todo es opinable y los vínculos se basan en lo efímero, conduce a la fragilidad de las relaciones humanas; a vivir, si me permiten el término en la “des-convivencia”: ajenos a los nuestros, pero también alejados de la mirada a los marginados; olvidando - o despreciando - los valores vitales y fundamentales que evitarían la cultura del “descarte”.
Paradoja
La pandemia obligó, a infinidad de personas, a descubrir las situaciones límites de la vida, pues ha sacudido a la humanidad entera irrumpiendo en su inercia existencial; Quitando antiguas costumbres; destruyendo las altas torres donde reposaba la soberbia que la “post modernidad” fabricó para atrofiar las capacidades profundas del alma, tan entrañables a la vida humana como el amor, la compasión y la solidaridad.
La tragedia de esta terca pandemia representa, paradójicamente, una esperanza para libranos del peligro al cual, inocentemente, nos habíamos acostumbrado. ¡Hemos abierto los ojos ante carencias, hasta hace poco tiempo, impensables!
Por ello, hoy más que nunca, concuerdo con Jünger: “Lo mítico vendrá sin lugar a dudas, se encuentra ya en camino. Más aún, está ya siempre ahí, y llegada la hora, emerge a la superficie como un tesoro”. Y con esto, los valores trascendentes incendiaran nuestros corazones.
Ciudadano Kane
¿Recuerda el lector el personaje central de la película de Orson Welles “Ciudadano Kane"? Filme, inspirado en la vida del magnate William R. Hearst y personificado por Charles Foster Kane, excéntrico multimillonario que, sin escrúpulo alguno, reunió en su palacio "Xanadú" costosísimos bienes.
Kane tenía absolutamente todo y de sobra; ganó fortuna al forjar, deliberadamente, un corazón ajeno de compasión; infecundo e inútilmente hueco; manipulando y usando a personas para intentar saciar su insaciable ego.
La película empieza con Kane muriendo en soledad. En el ocaso de su ambiciosa vida, los espejos de su mansión le convidaban, multiplicada por mil, el reflejo de una compañía indeseable: su propia imagen. ¿Qué máscara le podría quedar ante esta soledad?
De su último aliento se escapa una palabra: "¡Rosebud¡", voz que intriga profundamente al periodista Jerry Thompson quien intenta descifrar el significado de esa lamentación. Thompson reconstruirá la biografía de Kane, sus deleites y miserias, pero sólo el espectador, al final de la tragedia, logrará descifrar el significado de esta misteriosa palabra.
La verdad es que "Rosebud" era la palabra escrita en el trineo con el que Kane jugaba de niño; época inocente y gozosa de amigos. Símbolo de la infancia perdida.
Indudablemente, Kane, al haber negado lealtad, devoción y amor a quienes le rodeaban ya había muerto mil veces en vida. Tuvo una existencia de “líquido” consumo, fortuna y poder; sin embargo, en el anochecer de su vida, todo eso ya no tenía sentido; en ese inevitable momento, solo deseaba la compañía de un ser humano y "Rosebud" significaba esa manifiesta imposibilidad.
La lección es contundente: Comprender tarde significa, a fin de cuentas, jamás haber comprendido. He ahí el peligro de quien se deja invadir por el síndrome del Ciudadano Kane: existiendo “líquidamente”, construyendo meticulosamente su propia soledad.
Espacios
La “cultura líquida” ha provocado que un enorme número de personas se pierden buscando ganar afanosamente espacios de poder, dinero y posiciones sociales o, inclusive, políticas; es decir, que gustan por adquirir puras riquezas baratas. De oropel y ficción.
Otra consecuencia de esta realidad son los espacios vacíos en el corazón del ser humano que ha abdicado a la generosidad, pues en el significado del “amor líquido” no cabe el sacrificio, ni aprecio a la fidelidad; ni a los valores vitales con los que deliberadamente se construye la existencia: con cimientos firmes, de abajo para arriba, con entusiasmo, cuidados y detalles; viviendo cada ladrillo.
El efecto de esta “liquidez existencial” también se manifiesta en la pérdida del sentimiento humanista de la vida; tal vez por ello abundan tantas esposas sin esposos; tantos esposos sin esposas; o, como alguien diría, tantos "hijos huérfanos de padres vivos" y padres que son ignorados por sus propios hijos.
Naufragio
Ante la vida “líquida” muchas personas se quejan por la aridez de la tierra, pero no están dispuestas a tomar el arado y buscar agua, en lugar de vivir apasionados, aceptando los riesgos que toda cuesta ofrece y dispuestos a emprender "revoluciones" optan por dormir, naufragando en los mares del conformismo. Adicionalmente, hay quienes se encuentran en el otro extremo: los que buscan convertirse - sin saberlo - en el arquetipo del Ciudadano Kane, el hombre insaciable (cuyo fracaso consiente, precisamente, en obtener lo que ambiciona).
Alquimistas
Sin embrago, en contraposición a esta cultura, abundan personas que iluminan el camino presente salpicando de esperanza el mañana. Afortunadamente, existen personas que, como si fuesen alquimistas, transforman el sufrimiento de sus semejantes en alegría, dando amor, amando.
Obviamente, también me refiero o a los jóvenes que aspiran ser ellos mismos, que cuidan al amor respetando a la persona amada, que colman la vida de vida, que son felices porque saben que se sienten queridos y están ciertos de no sentirse abandonados, perdidos, porque son ellos que se atiborran de felicidad acompañando a otros en su caminar.
Afortunadamente existen también seres humanos que luchan por construir un mundo hospitalario, decente y humano; que hacen fuego para acercar calor a otros; que animan al desanimado; que acompañan al solitario; que llenan de música el silencio de quienes esperan, sufren o lloran; que “saben apreciar lo que tienen y no desean con exceso lo que no tienen”.
Estas personas forjan vida de plenitud generando bienestar y felicidad para los demás, saben que para estar colmados de bienestar se debe luchar, llorar y padecer. Personas que, contrario a Kane, viven antes de morir, que se encarnan en la profundidad de su ser, como Gibran expresaría: “Cuando ustedes amen, no osen decir Dios está en mi corazón, sino más bien yo estoy en el corazón de Dios. Tampoco piensen que pueden dirigir el curso del amor, pues si él los encuentra dignos, será él quien dirija el curso de ustedes. Otro deseo no hay en el amor que el de colmarse a sí mismo”.
Que bueno que, a pesar de la invasora cultura de la “liquidez existencial”, hay personas diferentes al ciudadano Kane, “personas-testimonios” de esperanza y generosidad, que comparten para que otros disfruten la mejor parte de la existencia: ¡su lado soleado! ¡Su calurosa banqueta!
Espléndido sería llegar al ocaso de la travesía sin la nostalgia y el quebranto que significó para Kane la palabra “Rosebud”. Asombroso sería comprender lo que está detrás de la soledad para actuar en consecuencia y entonces, cuando concluya la jornada, ¡saltar hacia la eternidad sin lamentaciones!