La megadeuda, esa interminable caja de sorpresas
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La denominada megadeuda constituye una auténtica “caja de Pandora” en la historia reciente de Coahuila. Y es que de este episodio de la vida pública de la entidad puede salir, sin exagerar, cualquier cosa.
En otras palabras, de las historias que es posible contar en relación con la deuda contraída en el sexenio que compartieron Humberto Moreira y Jorge Torres, sólo puede esperarse una cosa: que nuestra capacidad de asombro sea permanentemente estirada.
Y eso fue justamente lo que ocurrió ayer, cuando nos enteramos que la Auditoría Superior del Estado, ¡promovió y ganó una docena de amparos en contra de la decisión de la extinta Procuraduría de Justicia de Coahuila de no investigar los hechos relacionados con este episodio!
“En 12 casos que nos fueron informados del no ejercicio de la acción penal (por parte de la PGJE), la Auditoría Superior primero ocurrió al Poder Judicial del Estado, que confirmaron la resolución de la PGJE.
“La Auditoría Superior en cumplimiento de nuestros derechos presentamos amparo ante la Justicia Federal, y de esas 12 resoluciones que nos han informado, todas falladas a nuestro favor por los amparos que intercedimos”, dijo el auditor Armando Plata, durante una sesión del Comité Coordinador del Sistema Estatal Anticorrupción.
No es la primera ocasión en la cual los ciudadanos podemos atisbar a las entrañas de uno de los episodios nebulosos de la historia reciente de la entidad, pero sin duda es la primera ocasión en la cual un funcionario de alto nivel de Coahuila se atreve a poner los puntos sobre las íes.
Lo que ha dicho el titular de la ASE es que la justicia federal le ha dado la razón en un hecho que, aun cuando no esté contenido en la sentencia respectiva, es válido deducir: en Coahuila ha existido una acción concertada para garantizar impunidad a los perpetradores de la megadeuda.
En el caso concreto de los amparos que ha ganado la ASE, dos instituciones públicas quedan claramente señaladas en este proceso: la extinta Procuraduría General de Justicia del Estado y el Tribunal Superior de Justicia.
Paradójicamente, las cabezas de ambas instituciones se encuentran hoy bajo el mismo techo, pues a quienes integraban en su momento el Poder Judicial de Coahuila se ha unido Homero Ramos Gloria, quien en la época era el titular de la extinta PGJE.
Las sentencias obtenidas por la Auditoría Superior del Estado no reparten culpas de carácter personal, desde luego. Para que se llegue a ese nivel aún hace falta que los fallos judiciales cobren su efectividad última, es decir, que se inicien las investigaciones que logren identificar la trama de complicidades que las resoluciones judiciales anuncian.
Cabría esperar que, quienes hoy están a cargo de las instituciones públicas de la entidad, entiendan la lección de los tiempos: no tiene sentido convertirse en cómplice de ocasión de individuos a quienes, por más que lo han intentado, la historia ha alcanzado. A menos que se esté dispuesto a correr, más temprano que tarde, su misma suerte.