Mirador 16/01/2021
COMPARTIR
TEMAS
“No podemos hacer cosas grandes, pero podemos hacer con gran amor las cosas pequeñas”. La frase es de la Madre Teresa de Calcuta.
De pequeñas cosas está hecha nuestra vida, y más ahora con el confinamiento que la pandemia nos impone.
Si hacemos frente a ese encierro con impaciencia, enojo o frustración, su agobio nos pesará aún más. En cambio, si lo afrontamos con esperanza y optimismo –y con prudencia siempre– nos será más leve.
¿Vemos este tiempo como perdido? Eso quiere decir que lo perderemos irremisiblemente. ¿Lo vemos como oportunidad? Entonces sacaremos de él provecho: oportunidad para acercarnos más a aquéllos con quienes compartimos el gran don de la vida; oportunidad para acercarnos más a nosotros mismos.
Aburrirnos será hacer confesión de nuestra falta de recursos para emplear las horas. Irritarnos será dar a ver nuestra debilidad.
Dejémosle a cada día su afán. Precepto evangélico es ése, y también sabio consejo. Irán pasando los días. Hagamos que pasen bien y con buen fruto.
¡Hasta mañana!...