POLITICÓN: LOS ALIADOS
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I. LOS ALIADOS
En el adelantadísimo proceso electoral para la renovación de la Gubernatura y el Poder Legislativo locales, la estrategia de la coalición PAN-PRI (también está en el barco el PRD, pero pues no cuenta), es trabajar “de adentro hacia afuera”. Cada quien con su agenda y cada quien con los suyos, primero. En el bando de Rigo Fuentes la prioridad ha sido hasta ahora la renovación de sus dirigencias locales, proceso que concluyó ayer sábado con la toma de protesta de los 38 comités municipales. En el lado de Elisa Maldonado lo que más preocupa es vencer las resistencias internas, sobre todo las de algunas figuras cuya voz tiene peso en la militancia y podrían concitar una rebelión. Al PRI -según la rumorología- todavía le faltaría concretar el relevo en la dirigencia estatal, aunque fuentes de primer nivel aseguran que no habrá tal. En cualquier caso, a la dirigencia albiazul le quedan semanas nada más para convencer, a los más recalcitrantes, que no se trata de escoger pareja, sino de asumir que el acta de matrimonio ya se firmó y no hay de otra más que saltar al escenario juntos, tomados de la mano... y sonriendo.
II. LOS MORENOS
En el contingente que formalmente encabeza Mario Delgado pero donde, todo mundo sabe, la estrategia es dictada personalmente por el presidente Andrés Manuel López Obrador, la táctica ha sido el “faroleo”, es decir, fanfarronear lo más ruidosamente posible con sus fortalezas: un Presidente popular, una apabullante superioridad en las elecciones locales, su colección de “corcholatas presidenciales” y su nutrida caballada a nivel local. La intención clara de tal exhibicionismo es incidir en el ánimo de los electores y convencerles, desde ahora, que la elección está ya decidida a su favor y por ello, tal como ha ocurrido en otras 22 entidades del país, aquí se alzarán con la victoria. El evento de hoy, en Francisco I. Madero -aunque originalmente programado para realizarse en Torreón- se inscribe en esa lógica y servirá para colocar el proceso local en el escenario nacional y, al menos en el discurso, plantear que la elección de Coahuila reviste importancia particular para la agenda del Presidente y su partido. Habrá que ver todavía si eso termina convenciendo al electorado o si se queda solo en pirotecnia discursiva.
III. EL RESTO
La guerra por los votos, está muy claro, será librada esencialmente entre el PRI y Morena -con sus respectivos aliados-, pero la jornada electoral no será un plebiscito, según las evidencias a la vista. Y aunque las demás opciones partidistas parecen condenadas a ser actores testimoniales de la contienda, al menos dos nombres más acompañarán en la boleta a Manolo Jiménez y Ricardo Mejía. Y estos serán aportados por el Partido Verde y Movimiento Ciudadano. ¿Por qué el partido que encabeza Karen Castrejón Trujillo no se sumará a Morena en Coahuila? Aparentemente por las mismas razones que no lo hizo en el caso de Hidalgo, donde decidieron ir solos aunque al final apenas obtuvieron poco más del uno por ciento de los votos. La estrategia allá -y acá, según parece- es que el Verde capture el voto de quienes no quieren sufragar a favor del PRI, pero tampoco les convence del todo Morena, pero podrían cruzar su logo si no hay mas opciones. Pero algo tendrán que cambiarle a la receta, porque si ofrecerá aquí los mismos resultados que en Hidalgo no parece que valga mucho la pena el esfuerzo.
IV. LOS NÚMEROS
El bazar de las encuestas se abrió esta semana -como ocurre en todos los procesos electorales, también hay que decirlo-, pero esta vez llegó con una novedad: hay para todos los gustos, en todos los tamaños y para cualquier presupuesto. Y entonces, ¡pues todo mundo contento! porque cada quien tiene una encuesta que le encumbra como “el favorito del público”: Román Cepeda, Jericó Abramo, Ricardo Mejía, Luis Fernando Salazar, Armando Guadiana... cada quien trae “sus datos” bajo el brazo y los difunde entre quienes estén dispuestos a escucharle. No importa si todo mundo puede darse cuenta que se trata de encuestas “patito”, elaboradas por “empresas” que hasta la semana pasada no existían, y difundidas a través de “medios” creados ex profeso. El asunto interesante, sin embargo, no es si con tales “estudios” se logra o no confundir al electorado, o influir en las decisiones internas de los partidos, sino que este auténtico mercado negro de las encuestas genera millonarias ganancias que implican dinero ilegalmente inyectado a los procesos electorales, un aspecto que el IEC y el INE tendrían que vigilar de manera particular.