Rumbo a la mitad del año
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Terminó el primer trimestre del año y los datos comienzan a mostrarnos cómo vamos hasta ahora, total o parcialmente, en lo que respecta a nuestra dañada y debilitada economía. No ha cambiado mucho el panorama con respecto a 2021, como esperábamos, nadie podía ver una guerra entre Ucrania y Rusia como un evento transformador de la historia mundial. Centrémonos en lo que sabemos hasta hoy en la parte más fácil de estudiar; la economía y los datos que tenemos disponibles.
La inflación tuvo un repunte marginal, pero sigue creciendo ya que cerró marzo en 7.45 por ciento de acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). El resultado, en general, muestra que las condiciones de escasez dentro de nuestra economía siguen presentes y que se han acentuado un poco. Las razones conocidas son las interrupciones en las cadenas de suministro de diferentes productos, la guerra en Ucrania que ha ocasionado un aumento de los precios de los energéticos, pero algo que no se ha mencionado es que los negocios están viendo un aumento en las tasas de riesgo país y por lo tanto están cobrando más para compensar situaciones problemáticas que pudieran afectar su desempeño futuro. Ya no solo es la reforma eléctrica la que genera preocupación en el ámbito financiero, sino también la reforma electoral, sino también la militarización del país, donde por primera vez en la historia en un mitin político partidista se ha visto a un militar uniformado como parte del podio apoyando a ese partido. Preocupa la falta de respeto presidencial por los lineamientos de nuestra democracia en general, y tanto empresarios nacionales como extranjeros temen que ante una elección presidencial cerrada en 2024, pudiera descomponerse el ambiente social y haber una crisis económica. En pocas palabras, las empresas están haciendo sus ahorros para lo que pudiera pasar de aquí en adelante, y ese ahorro lo estamos pagando los consumidores.
El consumo creció poco pero finalmente lleva dos meses de aumento al crecer 0.3 por ciento de diciembre a enero, a pesar de un arranque de año más complicado que otros. A tasa anual, el indicador llegó a 7.3 por ciento, lo que muestra una incipiente recuperación. Ligando este indicador con el anterior, que aclarando no están alineados temporalmente, veremos en marzo una ligera caída por los efectos que la inflación tiene directamente sobre el consumo, y es aquí donde está la preocupación pues caerá también la producción y el empleo. De hecho, es el consumo la variable que no se ha recuperado desde 2017 que inició un descenso importante y que se ha acrecentado ahora su pérdida para toda la población porque los sueldos siguen sumamente bajos y se reducen mes con mes además por la inflación tan alta que se tiene. Poco o nada se puede hacer por el momento porque tampoco es una opción viable subir los intereses para frenarla de golpe pues el costo en términos del sistema económico sería muy alto.
En enero, a tasa mensual, también creció la inversión fija bruta un 2.2 por ciento de acuerdo con datos proporcionados por INEGI, resultado en línea con el crecimiento en el consumo como se vio en el párrafo anterior. A nivel de componentes, la industria de la construcción creció en ese mes 4.8 por ciento, pero por desgracia la inversión en maquinaria y equipo tanto nacional como importada, tuvieron una reducción de 1.1 por ciento. Lo anterior demuestra la fragilidad de inversión en México. A pesar de no ser el dato más reciente ni reflejar los efectos de la guerra en Europa del este, los resultados ayudan a ver que no hay forma de sostener crecimientos del producto interno bruto más allá del 2.5 o 2.6 por ciento. Es por ello que se ajustaron en los precriterios de política económica los pronósticos de las variables más relevantes para la toma de decisiones empresariales. La buena noticia es que a pesar de un arranque de año con mucha incertidumbre y tendencia a la baja en el crecimiento nacional, hubo inversión y hubo consumo. Febrero tendrá también resultados marginalmente buenos, mejores que enero pero ya marzo mostrará los efectos de la inflación y el alza tan marcada en el precio de los hidrocarburos que están ocasionando estragos en toda la economía.
El tipo de cambio del peso frente al dólar sigue estable y se mantiene en los 20 pesos por cada billete verde. La llegada de fondos internacionales, principalmente de Europa del este, ha generado una reserva importante de divisas para nuestro país que da un importante respiro al sistema financiero. Sin embargo, no hay nuevos proyectos que puedan hacer uso de esos dólares baratos y apoyar al desarrollo económica nacional. Sin un final del enfrentamiento bélico a la vista, esta puede ser una oportunidad para tener dinero barato para las empresas, a la vez que el Banco de México aumenta su tasa de referencia en mayo a 7 por ciento, desde un 6.5 por ciento actual. Así, no habrá un deterioro tan fuerte de la economía, y las empresas podrán mantener su producción y el empleo.
Finalmente, la gran preocupación es que no hay margen en las finanzas públicas y tendrá que recurrirse al endeudamiento para poder hacer frente a todos los proyectos presupuestados. Los subsidios a la gasolina tendrán un impacto importante en las finanzas de todos los niveles de gobierno, ya Coahuila ha dejado de recibir cuando menos 100 millones de pesos por parte de la federación debido a esta situación. Hay que recordar que estos fondos no fueron presupuestados este año, por lo que deberán ser restados de otros renglones presupuestarios, que parecen ser educación y transferencias a los estados. Ya está sobre la mesa la posibilidad del recorte presupuestal en mayo, algunos diputados dijeron que tendrán que hacerse ajustes importantes para salir adelante. Eso ya los sabíamos y ahora el reto será determinar los impactos de estos recortes, porque en este momento, si algo se requiere es dinero, y no lo tenemos.