Se puede decir... Que a Rosario Robles cuando no le llueve le “llovizna”.

Pero no se puede decir... Que se contagió de “coronavirus”. La otrora consentida del sexenio Peñista, que ahora esta recluída en la cárcel, sin que nadie haga algo por ella, es una prueba palpable de que no hay las medidas adecuadas de salubridad para evitar enfermedades y contagios de toda índole en las cárceles mexicanas, sufriendo Ella en carne viva un infierno, al estar presa y enferma, quedando su vida en “constante” peligro.