Sucesión, segunda temporada: Génesis
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En 2005, la “Burbuja” sucumbió al no poder hacerse de la candidatura por la gubernatura de Coahuila, ahora volverían a encontrarse... en bandos distintos
En el capítulo anterior de “Sucesión”, escribimos sobre un poderoso y compacto grupo político que, en el año 2005, sucumbió en su intento de hacerse de la candidatura del PRI al gobierno de Coahuila. Era la “Burbuja”, que, tras su explosión y posterior caída, sus integrantes se reagruparon y formaron facciones del mismo, integradas en otros proyectos y partidos políticos. Este es un intento de recuperar la historia, el destino de sus liderazgos y cómo 18 años después, podrían volver a encontrarse, ahora en bandos distintos.
Génesis
Probablemente usted haya oído hablar del Big Bang, ese evento que dio origen a nuestro universo. Es posible que sepa que eso ocurrió hace unos 13 mil 800 millones de años y que se trató de un repentino, violento y exponencial acontecimiento que se expandió y que de ahí nacieron galaxias, estrellas, planetas y seres humanos, nuestra génesis.
Todavía en el siglo y milenio anterior, el primero de diciembre de 1999, Enrique Martínez y Martínez tomaba protesta como gobernador de Coahuila. Ese mismo día nombró al gabinete del cual destacaron tres personajes cuyas carreras y destinos serían definitorias para la realidad coahuilense actual: Raúl Sifuentes Guerrero, secretario de gobierno, Humberto Moreira Valdés, secretario de educación pública y Javier Guerrero García, secretario de finanzas. Ese día de diciembre iniciaba también, la “Sucesión” del año 2005.
La afinidad política entre Enrique Martínez y Raúl Sifuentes se había gestado varios años antes en la ciudad de México, donde coincidieron junto con Benigno Gil de los Santos, Ricardo López Campos y Noé Garza Flores. Era la génesis de la “Burbuja”.
Con el enorme poder que le otorgaba el gobernador Martínez, el secretario de gobierno Raúl Sifuentes, funcionario discreto y eficiente, fue conformando un grupo con gran influencia política en especial en La Laguna. Candidaturas y nombramientos de los cargos públicos de esa región, pasaban por la aprobación de Sifuentes. Sus operadores políticos principales en esa región de Coahuila eran Miguel Riquelme y Eduardo Olmos. El hoy gobernador de Coahuila era el Coordinador regional de la Sedesol y Olmos Castro el presidente del PRI en Torreón y luego diputado federal. Los dos con una larga carrera al interior del PRI y también los dos, con una alianza que prevalece.
Al mismo tiempo, Raúl Sifuentes acercó a dos jóvenes abogados a su círculo más íntimo en la Secretaría de Gobierno: Ricardo Mejía Berdeja y Luis Efrén Ríos. El primero se desempeñó como Coordinador de análisis y prospectiva y el segundo como Coordinador de Enlace Legislativo. Todos conformaron el corazón y cerebro de la “Burbuja”, trabajaban con un solo propósito: Que Sifuentes se hiciera de la candidatura del PRI al gobierno de Coahuila en el 2005.
Éxodo
La palabra “éxodo” significa partida. En lo que suelen llamar el libro sagrado de las religiones abrahámicas, el éxodo de los israelitas de Egipto marcó el final de un período de opresión para los descendientes de Abraham y el comienzo del cumplimiento de la promesa del pacto de Abraham con Dios de que sus descendientes no sólo vivirían en el Tierra Prometida, sino que también se multiplicarían y el establecimiento de una nación teocrática en su Tierra Prometida.
En el año 2000, al perder por primera vez la Presidencia de la República, el PRI enfrentó una lucha fratricida por el control de su dirigencia que encabezaron los gobernadores priístas. Años antes y en represalia a la “sana distancia” del PRI a la que se había referido el presidente Ernesto Zedillo, los priistas habían modificado los estatutos para imponer “candados”, de haber ejercido un cargo de elección popular para aquellos aspirantes a ser candidatos a gobernadores y presidente de la república. Se trataba de una aberración jurídica, pues no se garantizaba igualdad, pues las reglas de un partido, no podían estar por encima de la constitución.
Al iniciar el año 2005 en Coahuila, los primeros vientos de inconformidad empezaban a soplar sobre el territorio estatal. Una feroz lucha sucesoria se había desatado y nadie parecía poner orden. Los nombres que sobresalían eran Raúl Sifuentes, Humberto Moreira y Javier Guerrero. Sifuentes y Guerrero aun en el gabinete del gobernador Martínez y Humberto Moreira alcalde de Saltillo. Más alejados de esa posibilidad estaban Alejandro Gutiérrez, senador de la república, así como Jesús María Ramón y Oscar Pimentel, ambos diputados federales.
Todos se quejaban de violaciones a las leyes electorales y anunciaban amenazas que podrían terminar en una fractura interna. En una carta dirigida al entonces presidente del PRI Coahuila, José Luis Flores Méndez, el diputado federal Oscar Pimentel le pedía frenar acciones anticipadas de campaña. Jesús María Ramón, también legislador federal, anunciaba una ruptura “Si la mafia en que se ha convertido la comisión estatal para el desarrollo del proceso interno no corrige sus posturas” que, de acuerdo al empresario, “tiene todo el interés en satisfacer las aspiraciones” del secretario de Gobierno y precandidato, Raúl Sifuentes Guerrero.
Los analistas de ese tiempo, veían con preocupación que el gobernador Martínez llegara al límite de la decisión del candidato de su partido con tantos precandidatos y las versiones de que estaba muy comprometido con Sifuentes, pero también con Moreira, Guerrero y Gutiérrez. Se respiraba un extraño ambiente en donde algo les hacía pensar a los precandidatos que aquel que está bien con todos, está bien con nadie y que quién es amigo de todos, es amigo de nadie.
Levítico
El Levítico dentro de la Biblia, es como un libro de reglas (y lo es). Pero específicamente, es un libro de reglas que los antiguos israelitas creían que tenían que seguir para estar cerca de su Dios. Por eso es una pieza vital de la Torá, el fundamento del resto de las Escrituras. Se trata pues de la clave para coexistir con un Dios todopoderoso.
Finalmente, el 25 de junio de 2005, el PRI Nacional, emitió la convocatoria para elegir a su candidato a gobernador. Se había decidido por tener una elección interna para definir al candidato y eso se celebraría el 17 de julio. La elección constitucional estaba marcada para el 25 de septiembre de ese año. La convocatoria del PRI, marcaba que solo podrían aspirar a la nominación aquellos militantes que tuvieran un cargo de elección popular.
De todos los precandidatos, solo Raúl Sifuentes, el jefe de la “Burbuja”, incumplía la regla estatutaria de haber desempeñado un cargo de elección popular. Su apuesta era desafiar en los tribunales electorales los “candados”. Unos meses antes, el 16 de marzo de 2005, Sifuentes había renunciado a la secretaría de gobierno, para formar un estridente movimiento llamado “Tu firma si gobierna”, que amparada en la organización Decisión Coahuilense, se convertiría en el intento por impugnar el requisito del cargo de elección popular, fijado en la convocatoria del PRI. La batalla para algunos, era una odisea sin destino, un viaje con el viento en contra. Para otros la posibilidad de conquistar todo un territorio.
Continuará.
@marcosduranf