UNA VENTANA A COAHUILA
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Fue el otro día en Guanajuato. Era jueves, y aunque el sol bañaba ya las calles, un tímido airecillo fresco obligaba a los peatones a caminar con el cuello escondido entre hombros alzados, como si ese ademán inútil fuera a quitarles lo entumidos que estaban.
Todo lo que podía verse a través de los cristales de la camioneta era bello. Las calles, el color de las paredes, la penumbra de los túneles y los palacetes coloniales que tanto abundan en aquella ciudad tan llena de tesoros.
Circulábamos por la emblemática calle Cantarranas, y nos bajamos justo enfrente del Teatro Principal, aquel que fue inaugurado a finales del siglo XVIII y fue originalmente llamado “Corral de comedias”. Guanajuato era una ciudad en la que sobraban las riquezas, pero le faltaba diversión. Y por eso construyeron esta joya cultural, para que encontraran esparcimiento los dueños de minas y sus familias con las obras teatrales ahí representadas.
Ahí, frente al Teatro Principal, fue cosa de dar unos pasos y descubrir un colorido letrero que llamó grandemente mi atención: “Casa Coahuila”. En una bella casona colonial, ubicada frente a la Plaza del Baratillo, el viajero puede encontrar una pequeña probadita de lo que nuestra norteña tierra ofrece: la magia de nuestros siete pueblos mágicos, la policromía del sarape de Saltillo, las galas de nuestra gula y el arte de los artesanos nuestros. El viajero puede sorprenderse también al conocer la riqueza vitivinícola de Coahuila, en donde se estableció la primera plantación de vides y producción de vinos en América, por allá de 1597, y en donde se encuentra también uno de los viñedos más altos del mundo. Puede encontrar también el viajero una pequeña muestra de nuestra riqueza paleontológica. En pocas palabras, la Casa Coahuila es una ventana siempre abierta en la que se mostrará la riqueza histórica, cultural y turística de nuestra entidad.
Gandhi decía que la cultura de una tierra es posible encontrarla en el alma y en los corazones de su gente. Precisamente por ello celebro que nuestro gobernador Miguel Ángel Riquelme Solís, ayudado por dos eficientísimas funcionarias de su administración, Ana Sofía García Camil, secretaria de Cultura, y Lucía Azucena Ramos, secretaria de Turismo, haya destinado tantos recursos humanos y económicos para mostrar lo que los coahuilenses somos.
Y esa muestra no sólo se hizo en los espacios de la Casa Coahuila, sino también a través de la participación de mujeres y hombres coahuilenses que engalanaron las galas del Festival Cervantino.
En Guanajuato brilló el arte de actrices y actores coahuilenses con las presentaciones de las compañías teatrales Luz del Norte, Arlequín Teatro, La Tribu y Columna Cuatro, entre otras.
Nuestros escritores también han brillado en el Festival Cervantino. Armando Fuentes Aguirre, “Catón”, Julián Herbert, Claudia Luna, Marianne Toussaint, Luis Jorge Boone y Carlos Velázquez, entre otros, dictaron pláticas y conferencias que atrajeron el interés de un numeroso público.
La presencia de Coahuila en Guanajuato también se dio en el ramo musical, en donde se presentaron entre otros el grupo Cardencheros de La Laguna, el grupo Takinkai, Celtillo Folk, los Fara Fara Boys, Coyle, así como Armando “Cuty” Martínez.
Destacó también la presentación de la Camerata de Coahuila, así como de la Orquesta Filarmónica del Desierto, que cautivó con la presentación del concierto para guitarra y orquesta “Desierto en tres movimientos”, de Guillermo Diego y con la participación solista del maestro Martín Madrigal.
Es justo destacar también el recital de música barroca interpretada al clavecín por el maestro Eliezer Jáuregui, así como el pianista nigropetense Alejandro Vela, quien en el majestuoso Teatro Juárez, interpretó el recital “De Beethoven al Danzón”.
Es imposible hacer mención de todas y todos los coahuilenses que llevaron lo mejor de nuestra cultura a Guanajuato. A todas y a todos ellos mi gratitud y mi reconocimiento para el gobernador Miguel Riquelme por el fomento dado a nuestras expresiones culturales. Nada más cierto que aquello que José Vasconcelos dijo: “La cultura genera progreso y sin ella no cabe exigir de los pueblos ninguna conducta moral”.
aquientrenosvanguardia
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