Vislumbres pascuales
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Hace tiempo que ya no hay sábado de gloria. Después de la reforma litúrgica conciliar ya sólo existe el triduo sacro. Los tres días santos: jueves, viernes y sábado.
Ya no estalla la alegría el sábado, sino hasta el domingo que ya es domingo de Pascua de resurrección. El sábado todavía ha de conservar la mesura de los días cuaresmales.
Pero para los bautizados creyentes que quieren ser creíbles el sábado santo, víspera de la pascua tiene mucha importancia.
Es el atardecer en que puede vivirse el “lucernario”, la bendición del fuego y el encendido del cirio pascual. De su flama se irán encendiendo las velas de todos los participantes.
Es la llama de la fe en Cristo que resucita. Ese acontecimiento se anuncia en el pregón pascual.
En esa vigilia que es la espera de la pascua, después de la procesión de entrada con el cirio que va comunicando su luz, viene la Liturgia de la Palabra. Se proclaman lecturas del Génesis y Éxodo y de algunos profetas hasta llegar a la carta de Pablo a los romanos.
Se canta el aleluya antes de la narración evangélica del acontecimiento de la resurrección. Ya suenan las campanas y el órgano y se encienden todas las luces.
En la liturgia bautismal todos renuevan las promesas de su bautismo. Es un momento de renacimiento espiritual. Hay agua bendita para todos.
Sigue la liturgia eucarística que es el momento del sacrificio sin crueldad y del banquete conmemorativo. El manjar es la carne y sangre del resucitado bajo las apariencias del pan y del vino ya consagrados.
Algunos que no participan en esa vigilia pascual en el atardecer del sábado, se reúnen en la celebración del domingo para disfrutar del banquete de la Palabra y de la mesa eucarística.
Así se aprovecha la gracia de estos días para abandonar todos los sepulcros de egoísmo y de maldad y estrenar la vida nueva renacida y victoriosa en que se vive la alegría incesante de la fe, la esperanza y el amor.
LA PASCUA EN LA VIDA
La pascua es paso. De muerte a vida, de maldad a gracia, de tristeza a alegría, de ignorancia a sabiduría, de debilidad a fortaleza, de egoísmo a amor universal. Paso de falsedad a autenticidad, de miseria espiritual a plenitud de gracia.
Y tiene repercusión en la vida de la sociedad. Hay pascua cuando se pasa de crimen a respeto a la vida humana, de latrocinio y corrupción a justicia social, de mentira y calumnia a información veraz. Cuando se pasa de rechazos y discriminaciones a convertir las diferencias en complementación.
Hay pascua cuando se abandonan los sepulcros de sobornos, impunidad, de violencia y prepotencia y se resucita a la empatía fraterna y amigable que evita conflictos o los maneja sabiamente para llegar a una situación mejor que la anterior.
Cuando se logra la capacidad de privilegiar los valores y los intereses de la comunidad antes de buscar ganancias o predominios o disfrute anticipado de satisfactores, olvidando necesidades comunes.
PRIMAVERA HUMEDECIDA
Con vacuna en extensión creciente. Con menores contagios comprobados, sin abandono de precauciones sanitarias, se va encarrilando esta primavera, humedecida ya, por lloviznas sorpresivas.
Los tiempos mejores para todos siguen siendo esperanza viva. Esperemos una mayor madurez relacional y una política sin rencores y con diálogo y coloquio progresivo para evitar desconocimientos y sospechosismos epidémicos.
Cada región puede convertirse en experiencia piloto que inspire a las demás a dejar atrás los sepulcros de mediocridad y estrenar vida nueva sin exclusiones...