Ya no sancionar sino prevenir
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¿Qué significa que no hay sanción para el aborto?
Significa que al quitar lo vindicativo se optará por lo preventivo.
No hay ya sanción personal para quien lo comete; peo hay obligación
–para toda la sociedad– de formar la conciencia en todos los ambientes para prevenirlo y evitarlo y así salvar vidas indefensas e inocentes de niñas que se preparaban para nacer (¡Ni una más!).
La autoridad ha de facilitar y mejorar la adopción de infantes rechazados para que, en lugar de matarlos, los adopten esposos sin hijos. Queda claro –por la ley natural– que quitar la sanción no quita la grave falta moral.
Se decide ya no sólo sancionar en una persona un desorden social de omisiones y confusiones. Se suprime ahora la privación de la libertad y queda vigente la obligación, para todos, de educar para que la libertad no se convierta en libertinaje.
Se optaba por más prisiones tratando de compensar las omisiones de educación integral y humanización plena de la ciudadanía. Se pensaba que el temor al encarcelamiento sería el freno que solo es posible por decisiones de una conciencia personal lúcida y sensata.
Se ve la necesidad de la victoria de la sobriedad y el dominio de sí mismo como higiene social para una convivencia sana que no multiplique riesgos para los más débiles.
DESPENALIZAR NO ES ACEPTAR
Ni permitir, tolerar, fomentar, facilitar. Es sólo decirle a la sociedad que más que ocuparse de síntomas se trata de cancelar la infección. El temor de ser encarcelado no es tan eficaz como el autogobierno de cada individuo, dentro de una sana motivación comunitaria.
Tratar de evitar violencias, vicios, adicciones y crímenes multiplicando sanciones de multas y cautiverios hace descuidar el fomento de virtudes humanas como la sobriedad, la templanza, la moderación y el dominio de sí mismo.
En los medios de difusión predomina la exhibición del desenfreno, el exceso, la voracidad, el hedonismo, la autosatisfacción, el comodinismo, el mínimo esfuerzo, el consumismo, el hartazgo y la molicie, el placer egoísta, el tener injusto y el poder opresor como modernos ídolos.
La mujer se presenta como instrumento de placer en pornografías que están al alcance de un click. Y después de esa siembra vienen los pésimos frutos en que son víctimas los que no tienen culpa ni defensa. Se llega a tratarlos como agresores, como tumores malignos, como estorbo o como basura inútil.
Quitar sanción no es permisión y aceptación. No es fomentar lo que se debe evitar. No significa reconocer un derecho donde no lo hay. Nadie tiene derecho a matar una indefensa vida sin culpa que tiene su propio ADN y tiene su propio cuerpo, en un proceso que desemboca en el nacimiento. Es sólo dejar el prevenir como tarea de toda la comunidad. En caso de rechazo del infante nacido, ha de propiciarse la adopción como la mejor opción para respetar y salvar la vida humana.
APORTAR LO MEJOR
Los hogares, las escuelas, la Iglesia y las denominaciones, los psicólogos y especialistas, los medios de difusión, y todos los que tienen influencia en las redes están ante el gran desafío de sustituir lo vindicativo por lo preventivo, por aportar lo mejor todos para informar, orientar, formar conciencia, para que la vida sexual quede situada, moderada y responsable.
Los médicos tendrán todo el derecho humano de no aceptar ninguna presión para realizar acciones que contradicen su conciencia y su juramento hipocrático de siempre servir a la vida y tratar a todos, nacidos o no, como pacientes, respetando su vida y procurando su salud...