Quiere brindar con Dios
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Y al final, después de haber tenido una infancia griega, una juventud tropicosa y en general una trayectoria dedicada a la tv y el teatro, Andrea Noli se imagina el final de su vida brindando con Dios.
"Cuando terminamos una telenovela o un programa, siempre se realiza una celebración. Yo me imagino que de igual manera, al final de mi vida tendría una celebración con Dios donde él brindara y dijera: "Nos salió muy bien". Yo respondería: "Sí señor". Sería un final feliz".
Noli es hija de músicos. Su padre, fallecido el año pasado, fue un pianista que debutó como niño prodigio a los siete años con obras de Mozart y Handel, aunque a lo largo de su carrera fueron las interpretaciones de Rachaminov las que le valieron las mejores críticas.
Su madre, Olga Costantinescu, de origen rumano, también era músico y sus compromisos laborales hicieron que viajara junto con su hija por varios países europeos. Fue en Grecia donde la niña Noli y su madre pasaron la temporada más larga. Pero decidió que en México quería hacer su carrera dedicada primero al modelaje, luego en el canto (falló en la audición para Garibaldi pero acertó con Las Tropicosas) y finalmente en la actuación (estudió el taller de Sergio Jiménez y ha actuado en telenovelas como Se busca un hombre, Como en el cine y Top Models.
-Visto a la distancia ¿Fue mejor que no te quedaras en Garibaldi?
-Ja, ja. Fue mejor, sí. Aunque honestamente sí me desilucioné cuando no quedé porque me parecía divertido estar en un grupo tan extravagante. Sin embargo, después entré a las Tropicosas lo cual me permitió usar esa pluma de canutillo que yo quería traer y cantar en los palenques. Así que estuvo muy bien no haber quedado en Garibaldi.
-¿Cuál canción todavía recuerdas de Las Tropicosas?
-Muchas. Me las sé de memoria.
-¿Qué parte de tu vida ha sido como en el cine?
-El escándalo que padecí por el embarazo de mi hija. Me sentí como en el cine: vista por todos y bajo una lupa general, que fue mucho más allá de lo que yo hubiese querido.
-¿Esa película fue un drama o una comedia?
-Pudo haber sido un drama... y nunca se volvió una comedia... se volvió una realidad, tan así que Valentina está conmigo y ella es mi realidad. Esta película tiene un poco de todo porque ella me hace reír mucho y le ha otorgado a mi vida cosas que yo no imaginaba.
-Si tu vida en general fuera una película quién querrías que la dirigiera?
-Dios, él es el mejor director.
-¿Cuál frase célebre de Sergio Jiménez te cambió la vida?
-Podría decir la más trillada: "Stanislavski no existe". Eso solía decirle frecuentemente a sus alumnos.
-¿Y existe o no existe?
-Sí existe. Creo que el propio Sergio Jiménez al mencionarlo, aunque fuera en una negación, estaba aceptando de antemano su existencia. En lo personal, mi técnica se basa en la memoria sensorial, que así le llamamos en Lee Strasberg y que se relaciona mucho con la teoría de Stanislavski, pero no comparto el hecho de padecer junto con los personajes incluyendo cosas de mi vida. Incluyo las emociones pero no en base a recuerdos sino a experiencias emotivas no de situación.
-¿Qué hay del apellido Noli en ti?
-De mi padre heredé una parte muy positiva y el gusto un poco naif de ver la vida. Mi padre fue un hombre muy bromista que tomaba las cosas a la ligera. Yo no soy una mujer que le guste cargar exceso de equipaje en la vida, al contrario trato de viajar ligero.
-¿Que hay de Constantinescu en ti?
-De mi madre heredé la fuerza para resolver las cosas en mi vida sola. Pero no una soledad de estar sin apoyo, sino de salir adelante por tus propios méritos y desarrollando capacidades que a veces te da miedo. Mi madre me enseñó a no no tenerle miedo a la pobreza ni al rechazo en ciertos núcleos sociales. Viajamos por muchos países y hubo que adaptarse a todo.
-A propósito de viajes ¿de qué color recuerdas a Grecia?
-Azul y blanco porque el mar está por todos lados y porque la arquitectura en su mayoría es blanca. Aunque Atenas es un poco gris, claro que es una ciudad bellísima pero creo que le faltaba más verde.