Salvador Cabañas y Jossimar Mosquera frente a frente
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<strong>Buenos Aires, Argentina</strong>.- El paraguayo Salvador Cabañas, una suerte de 'rey Midas' del fútbol, pues casi todo lo que patea termina en gol, tendrá en la final de la Copa Sudamericana un difícil escollo: el 'profeta' Jossimar Mosquera, un defensor casi anónimo en su Colombia natal que destaca en Argentina con Arsenal.
Cabañas, goleador de la Copa Libertadores de 2007, con diez tantos, ha impuesto su ley en la VI edición de la Sudamericana, de la que es líder de la clasificación Efe del mejor jugador, a pesar de las pocas participaciones con el América mexicano, por los compromisos de la selección de su país.
El asunceño, que cumplió 27 años el 5 de agosto pasado, marcó al Pachuca un tanto en el triunfo a domicilio por goleada de la ida (1-4) de los cuartos de final, en la que el América firmó su clasificación porque en la vuelta su rival ganó por un insuficiente 0-2. Luego, hizo dos goles en la victoria por 2-3 en los pagos del Millonarios colombiano, en el primer encuentro de la fase semifinal. El ex jugador del Audax Italiano de Chile llegó a México en el torneo Apertura de 2003 con destino al Jaguares de Chiapas. En seis torneos Cabañas imperó como ídolo pero a mediados de 2006 fue seducido por una oferta de las 'Aguilas' del América, donde ha cumplido con nueve goles en cada uno de los primeros dos campeonatos, y nueve en el presente.
Mosquera, fiel a la máxima según la cual, "nadie es profeta en su tierra", llegó en 2005 a Argentina en busca de la oportunidad que no tuvo en Colombia, gracias a Mauricio Serna, su paisano, que ahora, en la condición de ex futbolista, disfruta más del cariño de los hinchas de Boca Juniors que de la gratitud de sus compatriotas.
El mejor defensa de la Copa Sudamericana, que el viernes comenzarán a dirimir el América y el Arsenal en Ciudad de México se atreve a apostar que con el equipo de Sarandí perdurará su destino de campeón tras ganar dos títulos con otros clubes argentinos.
Primero con Godoy Cruz, cuando ascendieron a la primera división en 2005 y un año después con Estudiantes de La Plata, cuando vencieron a Boca Juniors en el partido decisivo del Apertura'06.
Cabañas anota en promedio un gol cada 148,12 minutos, según las estadísticas, una regularidad que ha mantenido con el América (145,6 minutos) y con el Jaguares de Chiapas (149,8 minutos).
Con los Jaguares de Chiapas, Cabañas disputó un total de 104 partidos con 8.841 minutos acumulados con la camiseta y 59 goles, lo que supone un gol cada 149,8 minutos;
Ya en el América, Cabañas mejoró ligeramente su rendimiento ya que en los 72 partidos jugados, con 5.971 minutos, ha marcado 41 anotaciones, una cada 145,6 minutos).
Mosquera ha demostrado su condición de mejor defensa en la Sudamericana gracias a su condición de titular indiscutible en el equipo que dirige Gustavo Alfaro ante San Lorenzo, Goiás, Chivas de Guadalajara y River Plate en la fases anteriores de la competición.
En declaraciones recientes, dijo que vive "la etapa más importante" de su carrera.
"Llegué a Buenos Aires hace dos años para una prueba en el Boca Juniors que finalmente no se hizo. Se interesaron por mi en el Godoy Cruz de Mendoza para jugar en la segunda división, fuimos campeones y el equipo ascendió a la primera categoría", recordó.
"Cuando estaba a punto de debutar con ese equipo en la División de honor argentina, lo cual era un sueño, me llegó una propuesta para jugar en el Estudiantes de La Plata de Diego Simeone, y ganamos el Apertura 2006", añadió.
Mosquera no renovó su contrato con los estudiantiles y de inmediato le convocó Gustavo Alfaro para jugar en Arsenal.
"Llegué con ilusión y al poco tiempo me di cuenta que estaba en un equipo serio, con pretensiones y con verdaderos jugadorazos como compañeros. Y no me ha ido nada mal", afirmó.
"Jossimar tiene oficio, sabe, y es muy difícil pasarlo", comentó el goleador José Luis Calderón, quien fue su compañero de equipo en Estudiantes y pasó con él a Arsenal a principios de la temporada.
Lejanas en el tiempo han quedado sus intenciones de sobresalir en equipos pequeños de su natal Zaragoza, a orillas del río Nechí, como Itagüí Fútbol Club y Bajo Cauca, desde donde se embarcó en la aventura de probar suerte en Argentina sin haber jugado nunca en la Primera División colombiana.