Sean Connery, encantado con su vida de jubilado
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El artista, de 78 años, concedió a dpa una entrevista por escrito en torno al libro y su vida.
Londres, Inglaterra.- El actor Sean Connery participó en más de 70 películas, es considerado el mejor intérprete de James Bond de todos los tiempos y es sobre todo un escocés en cuerpo y alma, como queda de manifiesto en su autobiografía "Being a Scot".
El artista, de 78 años, concedió a dpa una entrevista por escrito en torno al libro y su vida.
dpa: Usted creció en Edimburgo durante la Gran Depresión. ¿Ve paralelismos con la actual crisis? ¿Se puede sacar algo positivo? Sean Connery: Mi familia tenía poco dinero, pero siempre había trabajo. Espero que no nos enfrentemos a una época tan mala como entonces, cuando yo era un niño. Nunca diría que vivir en una época de Depresión ofrezca oportunidades. La gente sobrevive porque es fuerte. No hay nada edificante cuando las personas quieren trabajar pero no encuentran empleo.
dpa: Usted trabajó de lechero, pulidor de ataúdes, modelo y bodybuilder. ¿Cuál fue el trabajo más difícil?
Sean Connery: Entré en la Marina cuando tenía 16 años. Eso fue un trabajo duro. Siempre he tenido enorme respeto por las personas que están en las fuerzas armadas. Unos cinco años más tarde encarné a un marino en el musical "South Pacific". Fue fantástico.
dpa: Ha actuado con muchas mujeres bellas. ¿Cuál fue la más bella? Sean Connery: ¡Todas son bellísimas!
dpa: En su libro usted se pregunta "cómo se puede encarnar a una persona inteligente cuando se es tonto". ¿Se ha sentido tonto alguna vez?
Sean Connery: El productor de "South Pacific" me dijo que si me tomaba en serio la actuación, entonces tenía que hacer dos cosas: trabajar en mi acento y empezar a leer. Al parecer mi acento escocés de Edimburgo era tan fuerte que sonaba como un polaco. Y en cuanto a la lectura, me dio una lista con pesos pesados como Tolstoi y Proust.
Yo dejé la escuela con 13 años, así que no fue nada fácil sumergirme en la literatura rusa. La mitad de las veces no entendía lo que estaba leyendo. Pero seguí adelante. No es que me sintiera tonto, pero no había tenido una buena educación.
dpa: El año próximo cumple usted 80 años. ¿Qué significa hacerse viejo para un hombre que fue considerado "el más erótico del siglo"? Sean Connery: Por favor, fui elegido el "más sexy" del siglo... La vida es buena, no me puedo quejar. Lo único que echo de menos es mi handicap en el golf.
dpa: Ha trabajado en más de 70 películas. ¿Cuál fue la más importante? ¿Y de cuál se avergüenza un poco?
Sean Connery: No hay nada mejor que trabajar en un buen film con profesionales. Lo contrario es trabajar con alguien que no sabe lo que hace. Con quienes más me divertí en el set fue con Michael Caine y John Huston en "El hombre que quería ser rey". ¿Filmes de los que no estoy orgulloso? Podría olvidar gustosamente el último que he hecho, eso se lo puedo decir (se refiere a "The League of Extraordinary Gentlemen").
dpa: ¿Qué ama y que odia en el mundo del cine?
Sean Connery: Adoro una buena historia y la posibilidad de trabajar con gente que sabe contarla bien. Lo peor es cuando alguien tiene un enorme presupuesto pero no sabe lo que quiere hacer y está obsesionado con rodar un superéxito, y sin creatividad. Claro, ese es el negocio. Pero cuando es bueno, también es arte.
dpa: ¿No juega con la idea del volver a filmar?
Sean Connery: Después de "The League of Extraordinary Gentlemen" decidí que ya no. Fue una época fantástica y hay muy poco que me gustaría cambiar. De vez en cuando leo un guión, pero no tengo la necesidad de volver a aparecer ante la cámara. La jubilación es sencillamente muy divertida.
dpa: ¿Qué opina de los Oscar?
Sean Connery: Nunca le di importancia a todo el ajetreo de Hollywood.
Pero fue genial cuando pude anunciar que Catherine Zeta Jones había ganado un Oscar por "Chicago". Realmente se lo merecía y es genial cuando es premiado el talento. Pero uno trabaja por el trabajo en sí, no por los premios. La medida es que a la gente que se gasta el dinero duramente ganado en ver tus películas, éstas le gusten. Los trofeos están muy bien, pero al final del día no es eso de lo que se acuerdan las personas que no forman parte del negocio.