Ser madre entre la basura
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<strong>Managua, Nicaragua</strong>.- Marta Dávila, una madre soltera con ocho hijos menores de edad, sólo sabe que "todo está caro" y hace un milagro diario para llevar comida a su casa recogiendo deshechos en el basurero nicaraguense de La Chureca, en Managua.
Mientras el nacimiento de gemelos es saludado como una bendición por las familias acomodadas, en las de escasos recursos como la de Dávila los sentimientos son una mezcla de alegría y preocupación por la carga que significa la multiplicación de las bocas por alimentar.
Esta mujer morena, de 40 años de edad, acaba de dar a luz sus gemelos y por ellos expone su salud en el vertedero a fin de conseguir el dinero para comprarles leche en polvo cada tres días ya que sus pequeños "comen de noche y de día".
Dávila comentó a Notimex que "todo está caro, la libra (460 gramos) de arroz vale ocho córdobas (42 centavos de dólar) y yo tengo que llevar dos libras" a diario a su casa, lo cual la obliga a invertir más tiempo y más esfuerzo para el sustento.
En los puestos de reciclaje ubicados en el basurero le compran el medio kilogramo de botellas plásticas en 4.50 córdobas (28 centavos de dólar) y para comprar al menos el arroz de su numerosa familia, debe recolectar un kilogramo de esos deshechos.
Al recordar que meses atrás el intercambio le era más favorable, esta pobre mujer dijo que a veces comen frijoles o queso y cuando se puede, carne. La leche, lamentó, es sólo para los bebés, Eso sí, recalcó con orgullo, su familia come en los tres tiempos.
Sin embargo, la asfixiante situación de la economía de Nicaragua la obligó empeñar el futuro de sus hijos de 16, 13, 12, ocho y cuatro años ya que los debió retirar de la escuela y sin educación, no hay posibilidades de salir del basurero.
Ella comprende la gravedad de ese hecho, pero también sabe que tiene necesidades "más urgentes" por resolver cada día.
"Ahí la pasamos, a como Dios quiere, aunque sea pasando calamidades" por que el dinero no alcanza, expresó con algo de pesar al recordar que lo único cierto es que el costo de la vida está peor.
En su casa ubicada en un barrio marginal cerca del vertedero, su niña de 12 años cuida a los dos hermanos menores.
Sus demás pequeñas la acompañan al trabajo a diario porque no tiene con quién dejarlas y la mayorcita de sus hijas, no tiene capacidad para atender a todos.
Las hermosas chiquitinas corretean entre la basura y tratan de vivir su mundo infantil entre la inmundicia.
El fuerte hedor, el polvo, el humo y toneladas de podredumbre son parte del ambiente que existe en La Chureca.
Los recolectores se disputan la basura con las aves de rapiña, trabajan sin ninguna protección largas jornadas bajo el sol expuestos a todo tipo de contaminación y materiales peligrosos que pueden provocar heridas en sus pies y manos.
Centenares de hombres, mujeres y niños se mueven y remueven entre los desperdicios para encontrar materiales reciclables que les dejan escuálidas ganancias de entre 50 a 100 córdobas por jornada (2.50 a cinco dolares al día).
Aunque es un negocio millonario, las ganancias de la basura quedan en otras manos, según organizaciones sociales.