Warcraft: Tan fea como un orco
Talentoso director, Duncan Jones parece ser relegado a un segundo plano para entregar un espectáculo computarizado que sólo los videojugadores apreciarán
Calificación: 3 de diez
Si David Lynch pudo superar “Dune” (1984), Duncan Jones puede superar “Warcraft”. Su nueva película es su primer producción masiva y si usted, como yo, nunca en su vida ha jugado ninguno de los videojuegos en que se basa, se va a quedar preguntándose la mayoría del tiempo: ¿qué rayos estoy viendo? Magos, orcos, peleas absurdas, magia, rituales, enanos, seres con orejas puntiagudas y ojos de colores, intentan hacer una épica fantástica, pero sólo consiguen desconcertarnos. Y así como los orcos se deforman hasta convertirse en monstruosas creaturas amorfas, esta cinta es una abominación que sólo quiere una cosa: secuelas.
Vamos a esforzarnos por hacer una sinopsis. Hay un mundo habitado por orcos, musculosos seres con colmillos y cuerpos descomunales, con armaduras y armamentos acordes a su tamaño. Abren un portal con una magia rara para ir a otro mundo, pues el suyo está muriendo por alguna razón que no se explica. Los humanos que viven del otro lado se alarman por esta invasión y luego hay unos orcos que se revelan y se quieren aliar con ellos, pues resulta que el mago-orco que abrió el portal es malo. Luego resulta que uno de los humanos, otro mago muy poderoso es el verdadero malo y de pronto los orcos pelean con los humanos y los orcos buenos para restaurar la paz o algo así. ¿Le entendió?
Probablemente se me escapen detalles, pero no me interesa volver a entrar a verla para recordarlos. La cinta tiene sus objetivos claros: crear una franquicia cinematográfica de este amplio mundo, originalmente ideado para la serie de videojuegos de Blizzard, que acumulan millones de fanáticos alrededor del mundo y que, supuestamente, tiene historias muy interesantes. Pues yo no vi ninguna de esas historias en la pantalla, donde sí se asume que debe haber información previa para disfrutarla e incluso entenderle. Primer grave error (quizá el mayor). Una película debe funcionar por su propia cuenta, no se le debe exigir al espectador que lea ciertos libros, que vea ciertos cómics, ni que juegue ciertos videojuegos antes de entrar a una sala de cine.
Claro, también se debe complacer a los fanáticos, que como ya dije son millones, pero hay que tomar en cuenta que no todos lo somos. Para poner un ejemplo claro de cómo se hacen las cosas, podemos compararla (con disculpas anticipadas) con la saga de “El Señor de los Anillos” en la gran pantalla. Esta descomunal obra de J.R.R. Tolkien, tuvo una adaptación de iguales proporciones en el cine gracias a Peter Jackson, quien con sus cintas nos absorbió a todos, independientemente de si hubiéramos o no leído los libros. La comparo porque en aquella también aparecen enanos, elfos y magia, mientras “Warcraft” es un intento mucho, mucho más pobre y un claro ejemplo de cómo no se debe hacer una franquicia de fantasía.
Uno: no se debe asumir que el público conoce este mundo, se le debe explicar y atraer. Dos: se necesita seducir a la audiencia que no lo conoce, se debe crear personajes empáticos, interesantes, que ganchen al espectador sin importar si son creaturas mágicas que él no conoce. Tres: cada entrega debería ser como un episodio, con un conflicto que cierra y termina, aunque la historia continúe, la película no debe ser sólo un pretexto para que se hagan más. Esos parecen conceptos básicos que un director tan genial como Duncan Jones (hijo de David Bowie, cabe mencionar), debería conocer, lo que me hace dudar qué tanto control tuvo sobre esta descomunal producción. Y aquí valdría la pena preguntarse: ¿por qué nunca hemos tenido una adaptación de un videojuego decente en el cine?
Se supone (me han dicho) que en los videojuegos de “Warcraft” hay historias muy buenas y Duncan Jones es un director inteligente y muy capaz. Sus únicas otras dos películas, “Moon” (2009) y “Source Code” (2011), son unas maravillas de ciencia ficción. Ambas son obras originales, dramas profundos y que, a pesar de ubicarse en contextos fantásticos, tienen muy limitadas producciones, que no por ello dejan de verse espectaculares. Es decir, son cintas muy bien logradas, pero mucho más baratas que “Warcraft”, que le costó a Blizzard y a Legendary Pictures 160 millones de dólares. Aunado a la idea obligada de querer hacer más películas, es lógico que el control del director disminuyó considerablemente. Si usted ha visto alguna de las otras cintas de Jones, sepa que aquí no hay ni un solo atisbo de aquella genialidad.
¿Qué puede esperar de esta película si no ha jugado los videojuegos? No mucho en realidad. Parece un producto ambicioso, pero no muestra ganas de ser una verdadera épica de fantasía con seriedad. Aunque hay un mínimo esfuerzo por hacer interesantes a los personajes, sobre todo a los orcos, no existe suficiente material para que nuestra atención se mantenga y de la historia ni se diga. Si no entendemos cómo funciona este mundo, menos lo que pasa y aunque la trama podría ser en apariencia sencilla, es demasiado rebuscada para tomársela en serio. ¿Algo bueno? Pues algunos efectos especiales se ven bien (que no todos), pero en general parece un pequeño paréntesis en la carrera de Duncan Jones, que es mejor olvidar.
El dato
> Elenco: Travis Fimmel, Paula Patton, Ben Foster, Dominic Cooper, Toby Kebbell, Ben Schnetzer, Robert Kazinsky, Daniel Wu.
> Director: Duncan Jones.
> Género: Aventura / Fantasía.
> Clasificación: B
> Duración: 123 minutos