Sotomayor tiene vía libre
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"Usted ha dicho algunas cosas que simplemente me han asustado", le dijo Lindsey Graham, uno de los senadores republicanos más influyentes, quien en un tono amable añadió: "Usted ha recorrido un camino muy largo y ha trabajado muy duramente".
Washington, EU.- Sonia Sotomayor prácticamente selló hoy su entrada en el Tribunal Supremo de EU durante su última comparecencia ante el Senado, en la que recibió elogios de algunos republicanos a pesar de la vaguedad de sus respuestas.
La magistrada, que tiene 55 años y es de padres puertorriqueños, se aseguró la entrada en la historia del país como la primera magistrada latina de la máxima corte con una demostración de su competencia y de la pasión por el derecho que le permitió superar sus orígenes humildes.
No cometió ningún error que pusiera en peligro la nominación y aunque los republicanos no se dieron por convencidos, hoy logró de algunos de ellos palabras de apoyo que no había escuchado durante los tres días precedentes de audiencias.
"Usted ha dicho algunas cosas que simplemente me han asustado", le dijo Lindsey Graham, uno de los senadores republicanos más influyentes, quien en un tono amable añadió: "Usted ha recorrido un camino muy largo y ha trabajado muy duramente".
"Veremos lo que depara su futuro, pero creo que va a ser bastante brillante", afirmó Graham.
El senador por Carolina del Sur, antes de terminar su interrogatorio, la presionó para que se manifestara una vez más sobre su discurso de 2001, en el que dijo que una latina "sabia" podría juzgar mejor por su experiencia personal que un hombre blanco, lo que los republicanos interpretaron como evidencia de su falta de neutralidad.
"Lamento haber ofendido a algunas personas. Creo que mi vida demuestra que no tuve intención de dejar la impresión que algunos han sacado de mis palabras", respondió Sotomayor, quien ha insistido en que aunque la experiencia ayuda a entender un caso, el resultado lo determina la ley.
"¿Sabe qué? Estoy de acuerdo con usted", le respondió Graham, que pareció indicar que votará a favor de ella.
Si el Senado le da el visto bueno, Sotomayor nunca más tendrá que rendir cuentas de sus actos como jueza, pues los miembros del Supremo tienen cargos vitalicios.
Esa perspectiva preocupa a Jeff Sessions, el republicano de mayor rango en el Comité, quien manifestó su temor de que ella desarrolle "su filosofía judicial" durante décadas sin ningún tipo de freno.
Pero sus objeciones no fueron suficientes para convencerlo de bloquear el acceso de Sotomayor al estrado legal más alto.
Sessions informó de que su partido se abstendrá de intentar algún mecanismo dilatorio para aplazar esa votación, su único recurso para impedir la entrada de Sotomayor en el Supremo.
El senador dijo que él y sus colegas están de acuerdo en que la votación en el pleno se celebre antes del descanso veraniego del Congreso, que comenzará a principios de agosto. Allí los demócratas controlan 60 de los 100 escaños.
Antes tendrá lugar la votación en el Comité Judicial, cuyo presidente, el demócrata Patrick Leahy, pretende marcar para la próxima semana, aunque los republicanos tienen el derecho de aplazarla durante una semana.
La aprobación está garantizada, pues ese órgano está integrado por 12 demócratas y tan sólo 7 republicanos.
En la audiencia de hoy, el senador republicano John Cornyn concordó con la apreciación de Graham de que las sentencias que ha emitido Sotomayor durante sus 17 años como jueza la hacen una magistrada "moderada".
Pero al mismo tiempo le dijo que "usted parece ser casi una persona diferente en sus discursos y en algunos de los comentarios que usted ha hecho".
Y su colega John Kyl se impacientó con la vaguedad de las respuestas de Sotomayor, que evitó expresar su opinión personal sobre el aborto o la pena de muerte, como otros candidatos al Supremo hicieran antes que ella.
El Comité Judicial comenzó hoy a escuchar las opiniones de testigos a favor y en contra de Sotomayor, pero para ella lo más difícil ya ha pasado y puede comenzar a pensar en que el 9 de septiembre, ya previsiblemente investida como Jueza del Supremo, participe en una audiencia sobre la legislación que regula las donaciones políticas.
Tendrá que mudarse de Nueva York a Washington y ajustar su vida a un sueldo de algo más de 200.000 dólares anuales.
"Espero que usted pueda vivir con eso. Si no, probablemente no debería aceptar el trabajo", le dijo Sessions.