"Tangazo y Danzón", el recorrido musical de la OFCM esta semana
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<span></span><span style="font-weight: bold;">México.-</span> Música de Blas Galindo, Astor Piazzolla, Silvestre Revueltas, Joaquín Gutiérrez Heras y Arturo Márquez, integran el programa "Tangazo y Danzón" que ejecutará este fin de semana la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM).
Bajo la dirección de Enrique Barrios, la Filarmónica capitalina interpretará piezas como "Sones de Mariachi", "Tangazo", "Janitzio", "Postludio", "Teatro orquestal" y "Danzón núm. 2", como parte de su Temporada de Conciertos 2007, tercera parte, "Mahler, su mundo y sus Sinfonías".
"Sones de Mariachi" es la obra más popular de Blas Galindo (1910-1993), músico mexicano, nacido en San Gabriel, Jalisco, que tras participar en la Revolución cargando un fusil en una mano y una guitarra en la otra, Galindo regresó a su pueblo y al paso de los años se empapó de las cadencias y las melodías de los sones de su tierra.
La pieza es de 1940 y fue concebida para una pequeña orquesta que incluía la vihuela, la guitarra y el guitarrón. Esta primera versión de los Sones de mariachi fue estrenada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1940, bajo la dirección de Carlos Chávez.
De acuerdo con los conocedores, en esta pieza Galindo se basó en tres conocidos sones de su tierra: El zopilote, Los cuatro reales y La negra, del cual enfatizó las trompetas.
Poco después del estreno de la versión original, Galindo realizó la transcripción de la obra para orquesta sinfónica, que fue estrenada en México por Carlos Chávez al frente de la Orquesta Sinfónica de México, el 15 de agosto de 1941, en el marco de un programa dedicado por entero a la música mexicana.
De "Tangazo", de Piazzolla (1921-1992), cabe decir que inicia en un ambiente inesperadamente lento y oscuro, casi lúgubre, en el registro grave de las cuerdas, hasta que poco a poco va ascendiendo hacia registros más agudos en las cuerdas, descubriendo la esencia del tango.
Después de una larga introducción, Piazzolla entra de lleno al Tangazo propiamente dicho, donde el tempo se vuelve más vivo y las cuerdas comienzan a invitar a los demás instrumentos de la orquesta.
"Janitzio" es obra de Silvestre Revueltas (1899-1940), quien visitó ese lugar en la década de los 30, y cautivado por el aroma del cempasúchitl y las tranquilas aguas del lago, concibió el poema sinfónico que lleva por título el nombre de la isla.
La pieza guarda un lugar de cierta importancia en la producción de Revueltas porque si bien su música tiene un inconfundible sabor mexicano, es bien sabido que el compositor no empleaba melodías, armonías o ritmos folclóricos, sino que creaba todo su material sonoro a través de su poderosa imaginación, pero no en este caso.
"Janitzio", detallan, es la única excepción a esta regla en la música de concierto de Revueltas, en el entendido de que hay algunas citas específicas en sus partituras cinematográficas.
Parece ser que en su viaje a Janitzio el compositor anotó algunos sones michoacanos que después incorporó a la partitura de su poema sinfónico. Si bien Revueltas no era un folclorista ni mucho menos, conocía y apreciaba profundamente la música popular.
Revueltas compuso "Janitzio" en 1933 y revisó la partitura en 1936. La pieza fue ejecutada por primera vez el 8 de diciembre de 1933 en el Teatro Hidalgo con la Orquesta Sinfónica de México dirigida por el propio Revueltas.
De "Postludio", compuesta entre 1986 y 1987, por Joaquín Gutiérrez Heras (1927-28) para cuerdas solas, fue estrenada el 27 de marzo de 1987. Destaca porque en ella su autor dejó de lado las búsquedas en el campo de la producción del sonido, absteniéndose de utilizar recursos como los armónicos, la división múltiple de las secciones de cuerdas.
Teatro orquestal I, del compositor chino Tan Dun (1957), deja en el oyente la impresión de que Tan Dun es un maestro en la creación de texturas sonoras fantásticas y de gran imaginación.
La obra fue compuesta en 1990 por encargo de la BBC (British Broadcasting Corporation) para el Festival Internacional de Edimburgo.
Del Danzón núm. 2, de Arturo Márquez (1950), vale decir que se trata de del compositor mexicano más destacado de su generación. En su obra, dicen, es posible detectar variedad, riqueza, y un oficio indiscutible, además de un lenguaje propio de evidente solidez, que son producto de una buena combinación de sus antecedentes musicales.
En la pieza, Márquez logra una sofisticada y al mismo tiempo sabrosa estilización de todo aquello que define al danzón, permitiendo al oyente una clara identificación de la raíz popular de esta pieza de concierto. Prueba de ello es la entusiasta reacción del público ante cada audición de la obra, cuyo estreno se llevó a cabo el 5 de marzo de 1994.
Los conciertos se llevarán a cabo el sábado 17 y el domingo 18 en la sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli, en el sur de la capital mexicana.